La Guardia Civil, en su sigilo, llegó,
catorce nombres tomados, un caso que estalló.
Aldama, eje central del huracán,
180 millones, como sombras, se desvanecían sin plan.
Bego.fundraiser su sombra proyecta,
un abanico de delitos que el viento desconecta.
El clavillo frágil que sostiene el quebranto,
la trama más peligrosa, un océano de espanto.
Estuvo en la noche de las maletas, cuarenta en vuelo,
junto a Koldo y Ábalos, un retablo en el cielo.
En el Belén del trinque, era la mula que carga,
mientras Zapatero mediaba, la sombra se alarga.
En San Petersburgo, la noche blanca brillaba,
Begoña e Hidalgo, abracadabra.
La OMT como manta cubría su rastro,
un alquiler de 75 años, 26 millones al pasto.
Aldama en Barajas, entre mascarillas y ecos,
Koldo, Ábalos, zambombas, y Delcy con sus ruegos.
Empresas de hidrocarburos que al IVA esquivaban,
Maroto y Ribera, dos figuras que ataban.
Y en Elvas, su refugio de márgenes,
donde las cuentas en brumas se desvanecen,
allí se pierde el rastro, se diluye la huella,
como la residencia de David, fantástica,
el hermano de Sánchez, un guiño a la fortuna.
Aldama, el clavillo en la rueda que gira,
el que nunca se pierde, el que siempre se persona,
en la trena, ahora, las varillas se quiebran,
y el abanico de sombras se cierra.
Pero el eco de su fama,
en cada esquina, aún resuena.
https://www.elmundo.es/opinion/columnistas/2024/10/09/6705655ce9cf4adb4d8b456d.html