Qué lleva Cándido Méndez en su zurrrón?
La mochila-zurrón de Cándido Méndez es irresistible. No sólo por los bolígrafos que lleva, los papeles que asoman y los aires del 68 que luce, sino porque hay que sujetar la imaginación para no pensar en qué oculta el secretario general de UGT ahí adentro. ¡Con lo que ha recorrido ese bolso en los últimos tiempos! ¿La redacción de los dos puntos vinculados a temas energéticos, que han coleado hasta el último momento? ¿Los sapos que se ha tragado en estos días, como el de la subvención a los contratos parciales que él reconoce? ¿Las reflexiones -¿cuánto de profundas?- que escuchan a Zapatero?
Por Ana R. Cañil
Es tan irresistible que en la mitad del salón del Ritz de Madrid, donde acaba de terminar su desayuno con Toxo -y otros cientos de invitados que han ido a escucharles- le pedimos que nos deje fotografiarla. "Ten cuidado Cándido que es muy capaz de sacarte con mochila al hombro y tu desnudo" le dice una colega, mientras Matilde Fernández, la ex ministra de Felipe González, observa divertida.
"No hay peligro -responde Méndez- Si me sacara desnudo con la mochila, te aseguro que yo no robaría protagonismo al bolso".Humor no le falta, pese a que se ha levantado del café -de dos horas pilotadas por el alma mater de Nueva Economía, José Luis Rodríguez- sin saber la redacción final de los dos dichosos puntitos energéticos.
Por lo demás, la sensación que transmiten estos dos tipos -Toxo y Méndez- después de las reuniones maratonianas de las últimas semanas, es de que están satisfechos, pero no han bajado la guardia. También entre los colegas de la profesión periodística sus figuras han subido en enteros, después de lo fácil que a todos nos resulta hacer críticas -muchas demagógicas empezando por la que escribe- sobre lo obsoletas que están las centrales sindicales.
Por eso, algunas de las píldoras que han soltado esta mañana y que necesariamente no serán titulares, merece la pena citarlas aquí.
Además del titular que han dado -"que el Gobierno no rentabilice este acuerdo" sólo para sí mismo- Toxo ha insistido en que las cifras pésimas de hoy del paro son consecuencia "del durísimo ajuste" y de la reforma laboral de este Gobierno, algo en lo que también ha incidido Méndez. Ese tema no está cerrado advierten.
Cándido, además del sapo ya citado, ha rogado a las instituciones de dentro y de fuera que cesen en los ataques y el acoso al sistema público de pensiones, porque a menudo obedece "más a ideología que a cienciología" y ha recordado que al inicio de las negociaciones, el planteamiento del Gobierno en pensiones era incoherente con respecto a los datos del abandono escolar y de la evolución demográfica.
Ambos líderes sindicales han tomado distancia con respecto a la comparación del Gobierno de este pacto con los de La Moncloa. Han dado razones: los pactos de La Moncloa fueron impulsados por los partidos políticos y aquí han sido sindicatos y patronal; entonces no había una crisis económica global y de caballo; ni existía una moneda única como el euro con políticas fiscales bien diferentes, etc.
Y Toxo, que crece y crece en la estima de quienes le siguen y escuchan -ha reconocido que en CCOO no hay unanimidad sobre el acuerdo- ha lanzado dos reflexiones de fondo. La primera una pregunta que suena a menudo en artículos algo sesudos y debe de saltar al debate público: "¿Los gobiernos europeos deben de plantearse y responder a si es posible, en una economía globalizada, sostener el modelo con las bases sociales?". Desde luego, deben de plantearselo y responder.
Por último, ha pedido a los ejecutivos de la Unión Europea que "salgan del ensimismamiento nacionalista" en el que se han sumido en los últimos años, y aborden la necesidad de acometer políticas económicas, fiscales comunes. Una moneda es difícil de sostener sin esas políticas.
Después, los dos han levantado la sesión y se han largado hacia La Moncloa, para firmar el pacto y hacerse la foto. Más por la calma de los mercados y los ciudadanos que por el Gobierno comentaba un viejo sindicalista de CCOO.
Por Ana R. Cañil
Es tan irresistible que en la mitad del salón del Ritz de Madrid, donde acaba de terminar su desayuno con Toxo -y otros cientos de invitados que han ido a escucharles- le pedimos que nos deje fotografiarla. "Ten cuidado Cándido que es muy capaz de sacarte con mochila al hombro y tu desnudo" le dice una colega, mientras Matilde Fernández, la ex ministra de Felipe González, observa divertida.
"No hay peligro -responde Méndez- Si me sacara desnudo con la mochila, te aseguro que yo no robaría protagonismo al bolso".Humor no le falta, pese a que se ha levantado del café -de dos horas pilotadas por el alma mater de Nueva Economía, José Luis Rodríguez- sin saber la redacción final de los dos dichosos puntitos energéticos.
Por lo demás, la sensación que transmiten estos dos tipos -Toxo y Méndez- después de las reuniones maratonianas de las últimas semanas, es de que están satisfechos, pero no han bajado la guardia. También entre los colegas de la profesión periodística sus figuras han subido en enteros, después de lo fácil que a todos nos resulta hacer críticas -muchas demagógicas empezando por la que escribe- sobre lo obsoletas que están las centrales sindicales.
Por eso, algunas de las píldoras que han soltado esta mañana y que necesariamente no serán titulares, merece la pena citarlas aquí.
Además del titular que han dado -"que el Gobierno no rentabilice este acuerdo" sólo para sí mismo- Toxo ha insistido en que las cifras pésimas de hoy del paro son consecuencia "del durísimo ajuste" y de la reforma laboral de este Gobierno, algo en lo que también ha incidido Méndez. Ese tema no está cerrado advierten.
Cándido, además del sapo ya citado, ha rogado a las instituciones de dentro y de fuera que cesen en los ataques y el acoso al sistema público de pensiones, porque a menudo obedece "más a ideología que a cienciología" y ha recordado que al inicio de las negociaciones, el planteamiento del Gobierno en pensiones era incoherente con respecto a los datos del abandono escolar y de la evolución demográfica.
Ambos líderes sindicales han tomado distancia con respecto a la comparación del Gobierno de este pacto con los de La Moncloa. Han dado razones: los pactos de La Moncloa fueron impulsados por los partidos políticos y aquí han sido sindicatos y patronal; entonces no había una crisis económica global y de caballo; ni existía una moneda única como el euro con políticas fiscales bien diferentes, etc.
Y Toxo, que crece y crece en la estima de quienes le siguen y escuchan -ha reconocido que en CCOO no hay unanimidad sobre el acuerdo- ha lanzado dos reflexiones de fondo. La primera una pregunta que suena a menudo en artículos algo sesudos y debe de saltar al debate público: "¿Los gobiernos europeos deben de plantearse y responder a si es posible, en una economía globalizada, sostener el modelo con las bases sociales?". Desde luego, deben de plantearselo y responder.
Por último, ha pedido a los ejecutivos de la Unión Europea que "salgan del ensimismamiento nacionalista" en el que se han sumido en los últimos años, y aborden la necesidad de acometer políticas económicas, fiscales comunes. Una moneda es difícil de sostener sin esas políticas.
Después, los dos han levantado la sesión y se han largado hacia La Moncloa, para firmar el pacto y hacerse la foto. Más por la calma de los mercados y los ciudadanos que por el Gobierno comentaba un viejo sindicalista de CCOO.