Se llama Javier Baeza, es párroco en Entrevías y sabe más de Dios por los yonquis que por el catecismo.
«Si denuncio y condeno la injusticia es porque es mi obligación como pastor de un pueblo oprimido y humillado».
Lo dijo monseñor Oscar Romero, pero lo podría haber firmado Javi. Nos escribió estas bienaventuranzas para el 22-M. Menuda papeleta, padre. Menudo domingo éste en que la gente va a rezarle a las urnas.
"Bienaventurados los niños pobres que habitan un Gallinero infestado de ratas.
Ay de los gobernantes u opositores que se acuestan satisfechos del deber cumplido.
Bienaventurados las mujeres prostituidas, trasladadas de Nigeria o Bulgaria, hasta Europa.
Ay de aquellos que comercian con la vida ajena, explotando al débil y negociando dignidades.
Bienaventurado quienes llegan a nuestras costas en patera y quienes quedaron en el cementerio marino entre continentes.
Ay de aquellos empeñados en poner verjas a lo humano, creando Frontex, abriendo CIEs, dejando morir de hambre a quien viene.
Bienaventurados quienes no quieren seguir participando en este juego democrático y exigen 'Democracia real YA'.
Ay de aquellos conformes con lo existente, satisfechos con su seguridad y ciegos ante la manipulación de quienes mandan.
Bienaventurados quienes siguen profesando Fe en las mujeres y hombres, en sus cuerpos y sus espíritus, en sus manos y en sus labios.
Ay de aquellos que se sienten dueños de Dios.
Bienaventurados quienes ponen su vida al servicio de los últimos sabiendo que éstos son los auténticos vicarios de la vida, la revolución y la solidaridad.
Ay de aquellos pertrechados en los Ibex, consejos de administración y cuentas bancarias.
Bienaventurados los primeros porque siguen siendo signo de la esperanza y camino a la utopía.
Desgraciados los segundos porque su deleznable comportamiento les hace perderse lo mejor de la vida: la solidaridad, la alegría y la lucha".