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miércoles, 11 de mayo de 2011

Los ingredientes: alta inflación inducida por el precio de los alimentos; añadan los giros en los precios y el alto costo de los combustibles, y se obtiene una mezcla tóxica de profundo sufrimiento que contribuye a la agitación social.

Estamos saliendo de una crisis —la crisis financiera y económica—, pero enfrentamos nuevos riesgos y angustiosos desafíos: encarecimiento y volatilidad de los precios de los alimentos; elevados precios de los combustibles, con devastadores efectos en los alimentos y, a través de estos, en la estabilidad; agitación política en el Oriente Medio y Norte de África; conmoción en Cȏte d’Ivoire; repetidos desastres naturales; aumento de la inflación en los mercados emergentes, con cierto riesgo de recalentamiento de la economía; problemas con la deuda soberana en Europa.

En esta ocasión quiero referirme a la mayor amenaza para los pobres de todo el mundo: el encarecimiento y la volatilidad de los precios de los alimentos. Hoy día se publica un nuevo informe Alerta sobre precios de los alimentos. Y las cifras muestran un panorama sombrío de presiones incesantes que agobian a la población pobre del planeta.

Ustedes saben bien cuáles son los ingredientes: alta inflación inducida por el precio de los alimentos; añadan los giros en los precios y el alto costo de los combustibles, y se obtiene una mezcla tóxica de profundo sufrimiento que contribuye a la agitación social.

Los precios de los alimentos no provocaron la crisis en el Oriente Medio y Norte de África, pero son un factor agravante. Nuestro último informe Alerta sobre precios de los alimentos muestra que en Egipto y Siria existe una inflación de dos dígitos inducida por el precio de los alimentos. Muestra que el fuerte encarecimiento de los productos básicos afecta especialmente a los países pobres.

Los datos de 46 países desde 2007 hasta 2010 indican que los países de ingreso bajo e ingreso mediano bajo han experimentado mayores niveles de inflación inducida por el precio de los alimentos, en comparación con los países de ingreso mediano alto e ingreso alto, sobre todo cuando los precios internacionales aumentan bruscamente.

En el caso de los alimentos, nos encontramos en un punto crítico. Los precios han aumentado 36% con respecto a los niveles de hace un año y se mantienen cercanos al máximo registrado en 2008. Ya suman 44 millones las personas que han caído en la pobreza desde junio del año pasado. Si el índice de precios de los alimentos aumenta tan solo otro 10%, estimamos que otros 10 millones de personas caerán en la extrema pobreza, es decir, sobrevivirán con menos de US$1,25 al día. Un incremento de 30% añadiría otros 34 millones de personas a la población pobre a nivel mundial, que alcanza los 1200 millones.

Nosotros podemos hacer algo al respecto.

Algunos han preguntado qué puede hacer el G-20. El G-20 puede cumplir un papel destacado. Creo que el multilateralismo debe centrarse en hacer cosas concretas en el corto plazo y, al mismo tiempo, crear las condiciones para actuar en el mediano y largo plazo.

Por eso me complace que Francia dé prioridad al tema de los alimentos durante su presidencia del G-20. Estamos trabajando en estrecha colaboración con el G-20, y creo que podemos tomar varias medidas importantes que ayudarán en dos ámbitos fundamentales: la volatilidad de los precios de los alimentos y la seguridad alimentaria. Aprovecharemos estas reuniones con el G-187 para ayudar a preparar el terreno.

Primero, estamos elaborando un nuevo código de conducta para los países con respecto a las prohibiciones de exportación. Como mínimo, estas no deberían aplicarse a los proveedores de ayuda humanitaria, como el Programa Mundial de Alimentos.

Segundo, creemos que sería útil contar con mejor información sobre la calidad y cantidad de las existencias de alimentos.

Tercero, apoyar el establecimiento previo de pequeñas reservas de alimentos con fines humanitarios en lugares como el Cuerno de África, a cargo del Programa Mundial de Alimentos.

Cuarto, ayudar a los países a gestionar mejor los riesgos para la agricultura.

Y quinto, el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo pueden ayudar a los países brindando apoyo rápido a los grupos más vulnerables a través de programas de nutrición y redes de protección social eficaces y focalizados, y no mediante controles desacertados de los precios o aumentos salariales generalizados.

También se puede hacer más con respecto a la producción. El Banco Mundial actualmente está invirtiendo US$7000 millones al año para mejorar la producción agrícola: en semillas, riego e instalaciones de almacenamiento. Y nuestras inversiones abarcan toda la cadena de valor.

Un ámbito al que se presta atención especial es la investigación agrícola para ayudar a desarrollar mejores semillas. Estamos en conversaciones con Francia y el G-20 sobre la posibilidad de combinar esto con algunas de las inquietudes acerca del cambio climático y revisar algunas de las prioridades de investigación, a medida que aumentamos el apoyo a los 15 principales centros de investigación agrícola que existen en todo el mundo.

Creo que es posible alcanzar estas metas en los próximos meses y aguardo con interés los resultados de la reunión de ministros de Agricultura del G-20 que se celebrará en Francia en junio. Y espero también seguir trabajando con las autoridades francesas y de otros países para lograr estos objetivos.

Como mencioné antes, uno de los aspectos fundamentales relacionados con la situación alimentaria es la agitación en el Oriente Medio y Norte de África. Si bien las iniciativas que se emprendan en cada país avanzarán a distinto ritmo y su alcance será variado, el Grupo del Banco Mundial está pendiente de escuchar a los países y ayudarlos a seguir adelante.

En Túnez, el Banco Mundial respaldará a las autoridades con una operación de apoyo presupuestario de US$500 millones que debería movilizar otros US$700 millones de otros donantes. Esas reformas se centrarán en la libertad de asociación, el acceso a la información y la transparencia de las compras del Estado. Además, apoyaremos los esfuerzos del Gobierno orientados a tratar de reducir las disparidades económicas regionales, disminuir la burocracia, impulsar la contabilidad y los controles con el organismo de auditoría, y crear un programa piloto de empleo. El equipo de IFC, nuestra institución dedicada al sector privado, está estudiando la manera de impulsar la inversión privada, sobre todo a través de intermediarios financieros que puedan conseguir crédito para ayudar a las empresas a expandirse.

No debemos olvidar que la revolución de Túnez comenzó con la autoinmolación de un vendedor de frutas que era acosado por las autoridades. Por lo tanto, también apoyaremos los esfuerzos de ese país por limitar la imposición arbitraria de las regulaciones y la burocracia. Viajaré a Túnez en mayo para ver de qué otra manera podemos ayudar al pueblo tunecino.

Ayer, IFC anunció una iniciativa que apunta directamente a uno de los mayores desafíos de la región: el desempleo. Se denomina Educación para el Empleo (E4E) y ayudará a los jóvenes a adquirir las destrezas necesarias para prosperar en el mercado laboral. Como parte de la iniciativa, se trabajará con los proveedores de educación tanto públicos como privados, la sociedad civil, administradores y responsables de las políticas del sector público, y empleadores del sector privado para ayudar a aprovechar el extraordinario potencial de los jóvenes del mundo árabe.

Estamos muy complacidos de que nuestro socio en esta iniciativa sea el Banco Islámico de Desarrollo y, junto con IFC, trataremos de movilizar entre US$1500 millones y US$2000 millones, que se invertirán en programas de Educación para el Empleo en el mundo árabe en los próximos cinco años.

También estamos avanzando con respecto al fortalecimiento de la capacidad de la sociedad civil en el Oriente Medio y Norte de África, un desafío al que me referí en mi discurso de la semana pasada. El Banco Mundial anunciará hoy que apoyará la Red Afiliada para la Responsabilidad Social en el Mundo Árabe, una red de organizaciones de la sociedad civil, con una donación de US$3,5 millones.

Hoy también sostendré una reunión con mis colegas de los bancos multilaterales de desarrollo sobre los desafíos que afronta el Oriente Medio y Norte de África. Posteriormente, tendremos aquí en el Banco un Diálogo sobre las Transiciones en el Oriente Medio y Norte de África, en el que participarán los bancos multilaterales de desarrollo y los ministros de Finanzas de los países del Oriente Medio y Norte de África, así como los países del G-7. 

Estamos interesados en los extraordinarios acontecimientos en Cȏte d’Ivoire. Esta semana me reuniré con el ministro de Finanzas, Charles Koffi Diby. Cȏte d’Ivoire necesita seguridad, empleos y justicia. En colaboración con sus socios regionales, el Banco Mundial está en condiciones de ofrecer asistencia importante: financiera, técnica y en materia de políticas.

Si las condiciones de seguridad lo permiten, en las próximas semanas podemos reactivar programas del Banco Mundial por valor de unos US$100 millones para ir en ayuda del pueblo de ese país. Y nuestra idea es que esos programas se pueden centrar en la infraestructura de emergencia, los servicios de abastecimiento de agua, la recolección de basura, para asegurarse de que las escuelas y clínicas puedan funcionar. De manera que esto encuadra con nuestro Informe sobre el desarrollo mundial que se publica esta semana, en lo que respecta a tratar de actuar rápidamente para brindar apoyo, y lograr progresos concretos.

También podemos dar asistencia específica a las víctimas de la violencia sexual, cuyo número lamentablemente ha aumentado en forma drástica durante esta crisis posterior a las elecciones. 

Por lo tanto, y volviendo al tema de los precios de los alimentos, los pobres del mundo no pueden esperar. Como muestra el reloj del hambre instalado en nuestro edificio principal, en el planeta hay casi 1000 millones de personas mal nutridas, y cada minuto esta cifra aumenta en 68 personas; eso significa más de una persona cada segundo. El tiempo avanza inexorablemente y por eso tendremos que correr muy fuerte para recuperar terreno y no perder a toda una generación.

El alza y la volatilidad de los precios de los alimentos continúan amenazando a los pobres de todo el mundo

CIUDAD DE WASHINGTON, 14 de abril de 2011. Los precios mundiales de los alimentos, impulsados en parte por la suba de los costos de los combustibles que genera la situación en Oriente Medio y Norte de África, son un 36% más altos que hace un año y siguen inestables, por lo que empujan a las personas a una mayor pobreza, según indican las cifras que el Grupo del Banco Mundial dio a conocer hoy.

 “Son más las personas pobres que sufren y más las que podrían caer en la pobreza debido al alza y la volatilidad de los precios de los alimentos”, dijo el presidente del Grupo del Banco Mundial, Robert B. Zoellick. “Debemos dar prioridad a los alimentos y proteger a los pobres y vulnerables, que gastan la mayor parte de su dinero en alimentos”.

Según la última edición de Alerta sobre precios de los alimentos, del Banco Mundial, un incremento adicional de 10% en los precios internacionales podría hacer que otros 10 millones de personas cayeran por debajo de la línea de pobreza extrema, ubicada en US$1,25 al día. Un alza de 30% en esos precios podría generar 34 millones de pobres más. Esto se suma a los 44 millones de personas que están sumidas en la pobreza desde junio pasado como consecuencia de las alzas de precios. El Banco Mundial estima que la cantidad de personas que vive por debajo de la línea de pobreza de US$1,25 al día alcanza aproximadamente los 1200 millones.

El índice de precios de los alimentos del Banco Mundial, que mide los precios mundiales, se ubica un 36% por encima del nivel que tenía un año atrás y sigue cercano al pico registrado en 2008. Entre los principales incrementos en relación con los valores de hace un año se encuentran el del maíz (74%), el trigo (69%), la soja (36%) y el azúcar (21%), mientras que los precios del arroz se han mantenido estables. En muchos países, las verduras, la carne, las frutas y el aceite comestible continuaron aumentando, lo que podría dar lugar a consecuencias adversas en la nutrición de los sectores pobres.

Los precios han aumentado abruptamente debido a los graves fenómenos meteorológicos ocurridos en países que son grandes exportadores de cereales, las restricciones a la exportación, el uso creciente de cultivos para la producción de biocombustibles, y la escasez de reservas en el ámbito mundial. El alza de los precios de los alimentos también se vincula con el marcado aumento de los precios de los combustibles (el petróleo crudo subió 21% en el primer trimestre de 2011 a causa de la agitación que se observa en Oriente Medio y Norte de África).

Según Alerta sobre precios de los alimentos, en los países más pobres la inflación de los precios de los alimentos ha sido mayor que en las economías de ingreso más alto. En la República Kirguisa, por ejemplo, donde el 10% más pobre de la población gasta el 73% de su presupuesto en alimentos, la inflación de dichos precios llegó al 27% en 2010. Como consecuencia, la cantidad de personas que vive por debajo de la línea de la pobreza podría incrementarse en 11 puntos porcentuales.
                                                                                                                            
Las medidas destinadas a reducir el impacto del alza de los precios de los alimentos en los pobres incluyen elaborar programas de asistencia social y nutrición especialmente dirigidos a los más pobres, eliminar las restricciones a la exportación de cereales y atenuar las obligaciones respecto de la producción de biocombustibles cuando los precios de los alimentos exceden cierto umbral. También es necesario ampliar la capacidad de los países para gestionar la volatilidad a través de instrumentos del mercado financiero, mejorar los pronósticos meteorológicos, destinar más inversiones a la agricultura, adoptar nuevas tecnologías (por ejemplo, elaborar arroz fortificado para que resulte más nutritivo) y realizar esfuerzos para abordar el cambio climático. 


Cómo colabora el Banco Mundial 

El Banco Mundial ha adoptado un enfoque de múltiples dimensiones para impulsar la agricultura y la seguridad alimentaria. 

En el corto plazo, el Programa de Respuesta a la Crisis Mundial de los Alimentos ayuda a unos 40 millones de personas necesitadas brindándoles apoyo por un valor total de US$1500 millones. Son ya más de 40 los países de ingreso bajo que reciben o recibirán asistencia en la forma de semillas nuevas y mejoradas, sistemas de riego y otros instrumentos de apoyo a los establecimientos agrícolas, así como asistencia alimentaria para las personas más vulnerables. Por ejemplo, en Benin, gracias a los fertilizantes suministrados a través de estos recursos, se produjeron unas 100 000 toneladas adicionales de cereales.

En lo que respecta al largo plazo, el Grupo del Banco Mundial está incrementando su gasto en agricultura, de US$4100 millones en 2008 a aproximadamente US$7000 millones anuales.

Asimismo, la institución brinda apoyo a las siguientes iniciativas:

·         El Programa Mundial para la Agricultura y la Seguridad Alimentaria (GAFSP), de múltiples donantes, creado por el Banco Mundial en abril de 2010 a solicitud del Grupo de los 20 y destinado a respaldar los planes nacionales de agricultura y seguridad alimentaria y ayudar a promover las inversiones en pequeños agricultores. Seis países y la Fundación Bill y Melinda Gates ya han prometido donar unos US$925 millones al programa a lo largo de los próximos tres años, de los cuales hasta la fecha se han recibido US$405 millones para el sector público y US$50 millones para el sector privado. Desde su puesta en marcha, en el marco del GAFSP se han aprobado donaciones por valor de US$321 millones para ocho países: Bangladesh, Etiopía, Haití, Mongolia, Níger, Rwanda, Sierra Leona y Togo. Otros 17 países han preparado planes de inversión a los que el Banco Mundial desearía brindar apoyo.
·         El fomento de las inversiones en investigación agrícola y de una mayor eficacia en sus resultados, entre otras cosas, a través del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional.
·          El seguimiento del comercio de productos agrícolas para identificar la posible escasez de alimentos.
·         La coordinación con organismos de las Naciones Unidas mediante el Equipo de Tareas de Alto Nivel sobre la Crisis Mundial de la Seguridad Alimentaria y con organizaciones no gubernamentales.
·         La Corporación Financiera Internacional (IFC) ha incrementado significativamente sus inversiones en el sector: en el ejercicio de 2010 destinó casi US$2000 millones a la cadena de suministro de la agroindustria con el fin de impulsar la producción agrícola, aumentar la liquidez en las cadenas de suministro, mejorar la logística y la distribución y ampliar el acceso de los pequeños agricultores al crédito. 

El Grupo del Banco Mundial respalda también medidas más amplias para mejorar la nutrición de los sectores más vulnerables. A través de sus programas de protección social, como las transferencias de efectivo condicionadas, se suministran 2,3 millones de comidas escolares diarias a niños de los países de ingreso bajo. Asimismo, el Banco Mundial colabora con el Programa Mundial de Alimentos para ayudar a alimentar a 22 millones de niños de 70 países. Durante el último decenio, el Banco administró dosis de vitamina A a 98 millones de niños, proporcionó información sobre mejores prácticas de alimentación de los lactantes y llevó a cabo campañas de desparasitación.

El aumento del índice de precios de los alimentos responde fundamentalmente al abrupto incremento de los precios del trigo, el maíz, el azúcar y los aceites.

Según el índice de precios de los alimentos del Banco, los precios de los alimentos son actualmente un 29% más altos que hace un año y tan solo un 3% más bajos que el nivel máximo alcanzado durante la última crisis de alimentos en junio de 2008. Sin dudas, esto constituye un motivo de gran preocupación. 

El aumento del índice de precios de los alimentos responde fundamentalmente al abrupto incremento de los precios del trigo, el maíz, el azúcar y los aceites. 

Debido a una desafortunada combinación de crisis meteorológicas registradas en grandes países productores de trigo —acompañada, en algunos casos, de restricciones a la exportación—, se ha contraído la oferta de trigo y los precios se han duplicado con creces entre la baja de junio del año pasado y enero de este año. 

Nuestra investigación muestra que en muchos países el aumento de los precios mundiales del trigo ha provocado el alza inmediata de los precios de ese grano en el mercado interno. En tan solo seis meses, los precios del trigo aumentaron más de un 50% en Kirguistán, un 45% en Bangladesh y un 33% en Mongolia.  

También despierta gran preocupación el hecho de que en enero de este año el precio del maíz fue alrededor de un 73% más alto que hace tan solo seis meses. En el último trimestre, según hemos visto también, aumentó un 20% el precio mundial del azúcar y un 22% el de las grasas y aceites. 

El único consuelo que tenemos en estos momentos es que los precios mundiales del arroz no han experimentado aumentos dramáticos equiparables a los del trigo y otros productos. 

Así y todo, es preciso hacer un seguimiento de los precios del arroz, dado que muchos países han comenzado a incrementar significativamente sus importaciones de arroz para estimular la oferta interna. Además, debemos tener en cuenta que el precio del arroz ha aumentado en el mercado interno de algunos países. 

En muchos países africanos, las buenas cosechas han ayudado a mantener los precios estables en términos generales. Pero existen graves problemas. En Burundi, por ejemplo, las personas se ven afectadas por el aumento del 48% del frijol, que constituye una importante fuente de alimento. Y en Camerún el incremento fue del 43%. 


Hoy en día, los precios de los alimentos han alcanzado niveles peligrosos. Ya no quedan dudas de que el aumento de los precios está provocando dolor y sufrimiento a las personas pobres del mundo. 

El Banco Mundial estima que las alzas del precio de los alimentos han arrastrado a unos 44 millones de personas a la pobreza extrema, lo que significa menos de US$1,25 al día. 

Son las personas pobres las que hoy en día deben soportar enormes presiones para alimentarse y alimentar a sus familias, dado que más de la mitad de los ingresos de los hogares pobres se destina a la compra de alimentos básicos. 

En la actualidad, el aumento y la volatilidad del precio de los alimentos representan el principal desafío para muchos países en desarrollo. 

Incluso antes de estas últimas alzas en los precios de los alimentos, ya había más de 900 millones de personas que padecían hambre todos los días. 

En la actualidad, cuando se estima que hay unos 44 millones más de personas que viven en la pobreza extrema, todo lleva a pensar que este será un año muy difícil para quienes sufren de malnutrición crónica.

Sabemos que el aumento y la volatilidad de los precios constituyen una fuerza poderosa. 

En 2008 se registraron disturbios por la falta de alimentos. Si bien el alza de los precios no es la principal causa de inestabilidad política que se observa actualmente en Oriente Medio, ha sido un factor agravante que podría crecer en escala. 

Hoy en día, hay demasiadas personas que viven al límite: son las víctimas del aumento y la volatilidad del precio de los alimentos. 

Debemos adoptar medidas de alcance mundial para ayudar a invertir esta situación: ayudar a los pequeños agricultores mediante el suministro de semillas y fertilizantes, y mejores pronósticos meteorológicos; mejorar los medios para introducir productos en los mercados, y garantizar alimentos y redes de protección social para las personas más vulnerables (como las mujeres embarazadas y los niños menores de dos años). 

También hace falta más transparencia: mayor acceso público a información sobre la calidad y cantidad de las existencias de granos, y mecanismos rápidos y confiables para ayudar a los países, de manera que no opten por las restricciones a la exportación ni la fijación de precios, lo que solo agravaría el problema.

No existe una fórmula mágica que resuelva la poderosa combinación que resulta del aumento y la volatilidad del precio de los alimentos. Pero la seguridad alimentaria se ha convertido en una cuestión de seguridad mundial. 

Necesitamos adoptar medidas de alcance mundial que nos ayuden a cumplir mejor la tarea de alimentar a las personas que padecen hambre antes de enfrentar los futuros desafíos de alimentar a los 9000 millones de personas que, según las previsiones, habitarán el planeta en 2050.

OCDE En España, la carga de impuestos y seguridad social en el ingreso salarial no ha cambiado mucho cuando se comparan las cuñas fiscales en 2010 con los valores de 2000


En España, la carga de impuestos y seguridad social en el ingreso salarial no ha cambiado mucho cuando se comparan las cuñas fiscales en 2010 con los valores de 2000. La presión fiscal media (impuestos sobre la renta, más los empleados y las contribuciones del empleador a la seguridad social menos transferencias de efectivo como porcentaje de los costes laborales totales) está por encima del promedio de la OCDE para todos los tipos de familia. La diferencia con la media de la OCDE es de menos de 5 puntos porcentuales para los contribuyentes individuales a los ingresos medios y altos. La presión fiscal para las parejas casadas una fuente de ingresos con 2 niños en los ingresos promedio es de 9 puntos porcentuales más alto que el promedio de la OCDE. La diferencia es especialmente significativa para las familias monoparentales con dos hijos el 67% del salario medio, su presión fiscal es de 13 puntos porcentuales por encima del promedio de la OCDE.

Cuña fiscal en% de los costes de mano de obra para diferentes niveles de salarios
y tipos de hogares, 2000 y 2010
La presión fiscal en España se ha mantenido relativamente constante cuando se comparan los valores de 2010 a los valores de 2000. El cambio en los rangos de cuña fiscal entre 0,3 y 1,6 puntos porcentuales.


A partir de 2009 a 2010, la presión fiscal global aumentó en todos los hogares incluidos en el Informe de Salarios Gravar. Para los empleados solteros con un salario promedio de la brecha entre el costo total para el empleador de emplear a una persona ("los costes laborales totales") y esa persona red propia para llevar a una recompensa mayor en 1,4 puntos porcentuales al 39,6% de los costes laborales totales. La cuña fiscal aumentó un punto porcentual más de 1 para los contribuyentes solteros el 67% del salario medio (+2,0 puntos porcentuales), las parejas casadas una fuente de ingresos con 2 niños en los ingresos medios (+1,4 puntos porcentuales) y se casó con dos sueldos pareja con dos niños en uno de los cónyuges gana el salario medio y el otro cónyuge gana las dos terceras partes del salario medio (+1,6 puntos porcentuales), la presión fiscal para estas familias aumentó a 36,4%, 33,8% y 36,6% respectivamente.

La presión fiscal en Impuestos sobre los salarios se calcula sobre la base de los ingresos de salario medio bruto de los empleados a tiempo completo en el sector privado (incluyendo sus empleados a nivel de gestión). El correspondiente anual de 2010 salario bruto medio en España asciende a 24 421.


Reportaje Especial: Salario reformas impuesto sobre la renta y los cambios de la presión fiscal en España: 2000-2009

La característica especial de la edición 2010 del informe de Impuestos sobre los salarios calcula los cambios en el tiempo de la presión fiscal sobre los ingresos salariales que van del 50% al 250% del salario promedio al comparar la carga tributaria en 2009 con la presión fiscal en 2000 y calcula las contribuciones respectivas de los cambios en el impuesto sobre la renta, contribuciones de los empleados de seguridad social, contribuciones patronales a la seguridad social y las prestaciones en metálico. El análisis se centra en los cambios en la presión fiscal media y marginales, así como los cambios en el promedio neto personal y la tasa marginal de impuestos.




Más información
Una descripción detallada del sistema fiscal en España y los cálculos correspondientes para la presión fiscal se incluyen en el Impuestos sobre los salarios de 2010.
análisis comparativo entre los datos nacionales se pueden encontrar en nuestra base de datos gratuita en línea OECD.StatExtracts , en: Sector Público, Impuestos y Regulación del Mercado> Impuestos Impuestos sobre los salarios>.
El acceso al conjunto completo de datos se muestra en el informe de salarios recaudadoras de impuestos, incluyendo información detallada país, es a través de suscripción. Para obtener más información sobre cómo suscribirse por favor visite nuestro "Acceso en Línea Introducción" la página web de la Biblioteca de la OCDE.

Cómo obtener esta publicación
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