El consumo, la renta, los tipos de interés, la dependencia y otros factores influyen en como ahorramos
En las últimas cuatro décadas, la tasa de ahorro de los hogares del conjunto de países avanzados ha disminuido en promedio del 12% al 8% y, como consecuencia, el patrón de crecimiento se ha vuelto más dependiente del consumo. Aunque este dato está muy influido por cambios en la composición de la población, mayoritariamente su envejecimiento, la senda decreciente de la tasa de ahorro sugiere que los agentes pueden haber alterado sus decisiones de consumo. Por otro lado, las diferencias en la conducta ahorradora también son notables entre países. ¿Qué factores influyen sobre las distintas pautas de ahorro a lo largo del tiempo y entre países?
En primer lugar, el patrón de consumo puede variar con la capacidad o el potencial de ahorrar de cada país y generación. Así, cabe esperar que una región con mayor nivel de renta per cápita tenga relativamente más facilidad para ahorrar, de forma que las economías más ricas deberían ahorrar proporcionalmente más, de su renta, que las más pobres. En este contexto, este recuadro evalúa hasta qué punto, en la práctica, esta relación entre la renta y el ahorro se cumple. Por otra parte, el modelo de ahorro depende también de cómo el consumo de los agentes reacciona a cambios de una serie de variables económicas, como el tipo de interés, el grado de desarrollo financiero, las políticas fiscales y la inflación. Asimismo, los factores culturales también juegan un papel importante, ya que intervienen en la formación de las preferencias que modelan dicha propensión al consumo.
La comparativa entre países revela que la asociación positiva entre la renta per cápita y la tasa de ahorro de las familias es poco sólida, tal y como pone de manifiesto el gráfico anterior. Ello sugiere que el nivel de ahorro podría estar influido por otros factores. Esta es a la conclusión que también se llega si uno se concentra en las economías más avanzadas. En el gráfico siguiente se observa que la caída de la tasa de ahorro ha sido generalizada e independiente del aumento del nivel de riqueza de cada país. Uno de los determinantes podría ser el hecho de que las generaciones más jóvenes probablemente economizan menos, a pesar de que su nivel de renta per cápita es sustancialmente superior al de sus antecesores. De este modo, es muy posible que sean otras variables que trazan la propensión del consumo, y las preferencias, los factores clave del patrón de ahorro. Si en promedio los hogares de un país tienen relativamente mayor apego al consumo debido a estos factores o a sus gustos, su tasa de ahorro nacional será menor.
Efectivamente, desde la perspectiva de los aspectos que influyen en el deseo a consumir, destaca el rol de los tipos de interés, que los agentes perciben como el precio del gasto actual. Cuanto mayor sea el tipo de interés, más costoso resultará comprar en el presente, ya que depositar el dinero en el banco otorga mayor rendimiento, y ello inducirá a ahorrar más. Sin embargo, es posible que haya un efecto renta -necesitas guardar menos para la misma ganancia en el futuro- que domine este mecanismo de sustitución entre consumir hoy o mañana, y que rompa esta asociación positiva entre el tipo de interés y el ahorro. El gráfico siguiente muestra que la tendencia decreciente de los tipos de interés puede haber tenido, ciertamente, un impacto negativo sobre la tasa de ahorro a lo largo del tiempo, al menos entre los países avanzados.
El grado de sofisticación de las herramientas financieras también puede haber contribuido al descenso de la tasa de ahorro, especialmente en los países más desarrollados. Por un lado, la gama de instrumentos financieros dedicados al crédito al consumo ha aumentado notoriamente y, además, el tipo de interés de estos productos se ha ido reduciendo a lo largo de las últimas décadas. Como resultado, la tasa de crecimiento interanual del crédito al consumo en la zona del euro entre los años 1992 y 2010 fue del 5,1%, por encima de la tasa de crecimiento promedio del consumo de los hogares, que se situó en el 3,8%.
Otros aspectos de carácter demográfico también pueden originar diferencias en el comportamiento ahorrador. En este sentido, la mayoría de los estudios coinciden en que los países con una mayor ratio de personas dependientes, menores de 16 y mayores de 64 años, tienden a ahorrar menos. En la medida en que la actual tendencia poblacional conduce, precisamente, a un mayor envejecimiento, se espera que este factor impulse que el ahorro prosiga su senda decreciente, al menos entre las regiones más ricas. Así, según datos de la Organización de las Naciones Unidas, la tasa de dependencia de las personas de más edad entre las regiones desarrolladas aumentó del 15% en el año 1970 al 24% en 2010, y se prevé que alcance el 45% en 2050.
Desde la perspectiva de la política fiscal (véase el recuadro 'Incentivos fiscales al ahorro: ¿funcionan?'), ésta también altera los incentivos al ahorro, ya que puede modificar la renta disponible de los agentes. Una muestra de que la política fiscal puede alterar las decisiones al ahorro se observa, por ejemplo, en Alemania. Según un estudio de la OCDE, los estímulos fiscales para la adquisición de pensiones privadas (Riesterrente) en la última década han influido positivamente sobre la tasa de ahorro de este país.(1) Ciertamente, este tipo de ayudas puede incrementar (o reducir) el coste de consumir hoy en relación con mañana, y ello puede acarrear que los individuos acaben gastando menos (o más) en el presente.
Finalmente, las preferencias de los agentes influyen en cómo el consumo reacciona a diversas variables y fijan así las combinaciones de gasto entre hoy y mañana. En la medida en que la cultura incide fuertemente en la formación de los gustos, cuando esta cambia entre generaciones, se modifican las preferencias, y así el patrón de consumo. De este modo, una sociedad originalmente más adversa al riesgo y, por tanto, más predispuesta a acumular riqueza podría dejar de serlo, y ello provocaría una reducción de su tasa de ahorro. Un ejemplo de ello se encuentra en el caso japonés, donde diversos estudios señalan que el aumento a lo largo del tiempo del deseo de consumir hoy en lugar de mañana podría haber sido un factor clave en la bajada de la tasa de ahorro de este país.(2)
En definitiva, aunque los factores que generan las discrepancias en el patrón de ahorro entre generaciones y países son múltiples, un análisis de los datos muestra que el nivel de renta no parece tan decisivo. Por el contrario, cambios en los tipos de interés, en el desarrollo financiero y en las preferencias, entre otros, probablemente sean más determinantes para explicar los distintos comportamientos de consumo.
(1) Hüfner, F. y Koske, I. 'Explaining household saving rates in G7 countries: implications for Germany', OECD, Economic Department, Working Papers, No. 754 (2010). (2) Katayama, K. 'Why Does Japan's Saving Rate Decline So Rapidly?', Policy Research Institute, Ministry of Finance, Japan (2006).
Este recuadro ha sido elaborado por Maria Gutiérrez-Domènech Departamento de Economía Europea, Área de Estudios y Análisis Económico, "la Caixa"
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