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jueves, 10 de febrero de 2011

La inflación, el saneamiento de los balances, la gestión efectiva del riesgo y unos modelos de negocio robustos y transparentes, son elementos fundamentales para reforzar la resistencia de las entidades de crédito, a las perturbaciones y asegurar un acceso adecuado a la financiación, creando así las condiciones para el crecimiento sostenible y para la estabilidad financiera.



El Consejo de Gobierno, sobre la base de su análisis económico y monetario periódico, confirmó en el 13 de enero de 2011 que el nivel actual de los tipos de interés oficiales del BCE todavía sigue siendo apropiado. En consecuencia, decidió mantenerlos sin variación. Teniendo en cuenta toda la nueva información y los nuevos análisis disponibles desde su reunión del 2 de diciembre de 2010, el Consejo de Gobierno ve evidencia de presiones alcistas a corto plazo sobre la  inflación general, debido fundamentalmente a los precios de la energía, aunque ello por el momento no ha afectado a su valoración de que la evolución de los precios continuará siendo compatible con la estabilidad de precios en el horizonte temporal relevante para la política monetaria. Al mismo tiempo, la evolución de los precios justifica un seguimiento atento. Los datos económicos recientes son acordes con una dinámica subyacente positiva de la actividad económica, aun cuando la incertidumbre sigue siendo elevada. El análisis monetario indica que las presiones inflacionistas a medio plazo deberían permanecer contenidas. En conjunto, el Consejo de Gobierno espera que la estabilidad de precios se mantenga a medio plazo, respaldando así el poder adquisitivo de los hogares de la zona del euro. Las expectativas de inflación siguen firmemente ancladas en niveles compatibles con el objetivo de mantener la inflación en tasas inferiores, aunque próximas, al 2% a medio plazo. El firme anclaje de las expectativas de inflación es esencial.
En conjunto, la actual orientación de la política monetaria sigue siendo acomodaticia. La orientación, la provisión de liquidez y las modalidades de adjudicación se ajustarán según sea apropiado, teniendo en cuenta que todas las medidas no convencionales adoptadas durante el período de agudas tensiones en los mercados financieros son, por su propio diseño, de naturaleza temporal. En consecuencia, el Consejo de Gobierno continuará llevando a cabo un seguimiento muy atento de todos los factores en el futuro próximo.
Por lo que respecta al análisis económico, la tasa de crecimiento intertrimestral del PIB real de la zona del euro se situó en el 0,3% en el tercer trimestre de 2010, y los últimos datos estadísticos publicados y la evidencia basada en encuestas más reciente confirman que la dinámica subyacente positiva de la actividad económica en la zona del euro se mantuvo a finales de 2010. De cara a 2011, las exportaciones de la zona del euro deberían beneficiarse de una recuperación continuada de la economía mundial. Al mismo tiempo, y especialmente teniendo en cuenta el nivel relativamente elevado de confianza empresarial en la zona del euro, la demanda interna del sector privado debería contribuir cada vez más al crecimiento, respaldada por la orientación acomodaticia de la política monetaria y por las medidas adoptadas para restablecer el funcionamiento del sistema financiero.
Sin embargo, se espera que el proceso de ajuste de los balances que se está produciendo en varios sectores atenúe la recuperación de la actividad.
En la valoración realizada por el Consejo de Gobierno, los riesgos para estas perspectivas económicas siguen inclinándose levemente a la baja, en un entorno de incertidumbre todavía elevada. Por un lado, el crecimiento del comercio internacional podría continuar siendo más rápido de lo esperado, respaldando así las exportaciones de la zona el euro. Asimismo, la sólida confianza empresarial podría respaldar la actividad económica interna en la zona del euro en mayor medida de lo esperado actualmente. Por otro lado, los riesgos a la baja están relacionados con las tensiones en algunos segmentos de los mercados financieros y con su posible contagio a la economía real de la zona del euro. Otros riesgos a la baja están relacionados con nuevos incrementos de los precios del petróleo y de otras materias primas, con presiones proteccionistas y con la posibilidad de una corrección desordenada de los desequilibrios mundiales.
En cuanto a la evolución de los precios, según la estimación preliminar de Eurostat, la tasa de inflación interanual de la zona del euro, medida por el IAPC, se situó en el 2,2% en diciembre, frente al 1,9% registrado en noviembre. Esta tasa es ligeramente más elevada de lo esperado y refleja, en gran medida, la subida de los precios de la energía.
De cara a los próximos meses, las tasas de inflación podrían seguir aumentando temporalmente y es probable que se mantengan ligeramente por encima del 2%, debido principalmente a la evolución de los precios de las materias primas, antes de moderarse nuevamente hacia finales de año. En conjunto, el Consejo de Gobierno ve evidencia de presiones alcistas a corto plazo sobre la inflación general, derivadas, en buena parte, de los precios mundiales de las materias primas. Aunque ello por el momento no ha afectado a la valoración del Consejo de Gobierno de que la evolución de los precios continuará siendo compatible con la estabilidad de precios en el horizonte temporal relevante para la política monetaria, la evolución de los precios merece un seguimiento muy atento.
Las expectativas de inflación a medio y largo plazo permanecen firmemente ancladas en línea con el objetivo del Consejo de Gobierno de mantener la inflación en tasas inferiores, aunque próximas, al 2% a medio plazo.
Los riesgos para las perspectivas de evolución de los precios a medio plazo siguen estando, en general, equilibrados, aunque podrían desplazarse al alza. Los riesgos al alza están relacionados, en particular, con la evolución de los precios de las materias primas energéticas y no energéticas. Además, los impuestos indirectos y los precios administrados podrían registrar aumentos superiores a los esperados actualmente, debido a la necesidad de sanear las finanzas públicas en los próximos años, y las presiones sobre los precios en la cadena de producción podrían seguir aumentando. Los riesgos a la baja están relacionados principalmente con el impacto sobre la inflación de un crecimiento posiblemente más reducido, dado que persiste la incertidumbre.
Por lo que respecta al análisis monetario, la tasa de crecimiento interanual de M3 aumentó hasta el 1,9% en noviembre de 2010, frente al 0,9% de octubre. Este fuerte incremento está relacionado, en parte, con efectos de base y factores volátiles. La tasa de crecimiento interanual de los préstamos concedidos al sector privado también aumentó, situándose en el 2,0% en noviembre, desde el 1,5% de octubre. Al margen de los factores especiales presentes en noviembre, el crecimiento del agregado monetario amplio y de los préstamos sigue siendo reducido, corroborando la valoración de que el ritmo subyacente de la expansión monetaria es moderado y de que las presiones inflacionistas a medio plazo deberían mantenerse contenidas.
La configuración de los tipos de interés siguió causando un impacto significativo sobre el crecimiento de los agregados monetarios. En cuanto a los componentes de M3, los tipos de interés a los que se remuneran los depósitos a corto plazo siguieron siendo superiores a los de los depósitos a la vista. En consecuencia, la tasa de crecimiento interanual de M1 siguió moderándose y se situó en el 4,6% en noviembre de 2010, mientras que la tasa de crecimiento interanual de otros depósitos a corto plazo siguió volviéndose menos negativa. Al mismo tiempo, la curva de rendimientos ha vuelto a presentar recientemente una pendiente más acusada, lo que significa que el atractivo de los depósitos a corto plazo incluidos en M3 ha disminuido ligeramente en comparación con los activos a largo plazo mejor remunerados no incluidos en M3.
La tasa de crecimiento interanual de los préstamos bancarios concedidos al sector privado siguió aumentando en noviembre, debido en parte a factores especiales. A nivel sectorial, este fortalecimiento refleja cada vez más la tendencia al alza del crecimiento de los préstamos a sociedades no financieras, que se situó en el –0,1% en noviembre, tras el –0,5% registrado en octubre, confirmando una vez más que durante 2010 se produjo un punto de inflexión. El crecimiento de los préstamos a hogares se mantuvo más elevado, situándose en el 2,7% en noviembre, frente al 2,9% de octubre, pero los últimos datos apuntan a indicios de estabilización.
En los últimos meses, las entidades de crédito han ampliado la concesión de crédito al sector privado en un entorno en el que el tamaño total de sus balances se ha mantenido relativamente estable. El reto sigue siendo aumentar la disponibilidad de este crédito cuando repunte todavía más la demanda. Para superarlo, si fuese necesario, las entidades de crédito deberían no distribuir beneficios, recurrir al mercado para reforzar aún más sus bases de capital o aprovechar al máximo lasmedidas gubernamentales adoptadas para favorecer la recapitalización. En síntesis, el nivel actual de los tipos de interés oficiales del BCE todavía sigue siendo apropiado.
En consecuencia, el Consejo de Gobierno decidió mantenerlos sin variación. Teniendo en cuenta toda la nueva información y los nuevos análisis disponibles desde su reunión del 2 de diciembre de 2010, el Consejo de Gobierno ve evidencia de presiones alcistas a corto plazo sobre la inflación general, debido fundamentalmente a los precios de la energía, aunque ello por el momento no ha afectado a su valoración de que la evolución de los precios continuará siendo compatible con la estabilidad de precios en el horizonte temporal relevante para la política monetaria. Al mismo tiempo, la evolución de los precios justifica un seguimiento atento. Los datos económicos recientes son acordes con una dinámica subyacente positiva de la actividad económica, aunque la incertidumbre sigue siendo elevada. El contraste de los resultados del análisis económico con los del análisis monetario indica que las presiones inflacionistas a medio plazo deberían seguir contenidas. En conjunto, el Consejo de Gobierno espera que la estabilidad de precios se mantenga a medio plazo, respaldando así el poder adquisitivo de los hogares de la zona del euro. Las expectativas de inflación siguen firmemente ancladas en niveles compatibles con el objetivo de mantener la inflación en tasas inferiores, aunque próximas, al 2% a medio plazo. El firme anclaje de las expectativas de inflación es esencial.
Por lo que se refiere a la política fiscal, en vista de la actual vulnerabilidad frente a reacciones adversas de los mercados, los países deben hacer todo lo posible para cumplir sus objetivos de déficit y situar firmemente las ratios de deuda pública en relación con el PIB en una trayectoria descendente. En este sentido, el Consejo de Gobierno toma nota de las medidas anunciadas recientemente en algunos países de la zona del euro para reducir sus desequilibrios presupuestarios, muy elevados. Si fuese necesario, habría que definir y aplicar rápidamente medidas correctivas adicionales, preferiblemente en lo que se refiere al gasto. Al mismo tiempo, todos los países de la zona del euro deberían establecer estrategias plurianuales de consolidación creíbles y ambiciosas. Todo ello contribuirá a reforzar la confianza en la sostenibilidad de las finanzas públicas, reducir las primas de riesgo en los tipos de interés y mejorar las condiciones para un crecimiento sólido y sostenible. Cualquier evolución presupuestaria positiva que pudiera producirse, como reflejo de factores tales como un entorno económico más favorable de lo esperado, debería aprovecharse para avanzar con mayor prontitud hacia el saneamiento de las finanzas públicas.
Deberían aplicarse con celeridad reformas estructurales sustanciales y de gran alcance, como complemento del ajuste fiscal, para mejorar las perspectivas de un mayor crecimiento sostenible. Se precisan de forma especial reformas de gran calado en aquellos países que en el pasado han experimentado una pérdida de competitividad o que soportan déficits fiscales y exteriores elevados. La eliminación de las rigideces de los mercados laborales contribuiría al proceso de ajuste de estas economías. El incremento de la competencia en el mercado de productos, especialmente en la rama de servicios, facilitaría también la reestructuración de la economía y estimularía la innovación. Estas medidas son esenciales para fomentar el crecimiento de la productividad, uno de los principales motores del crecimiento a largo plazo. Todas estas reformas estructurales deberían verse respaldadas por las mejoras de la estructura del sector bancario necesarias. El saneamiento de los balances, la gestión efectiva del riesgo y unos modelos de negocio robustos y transparentes siguen siendo elementos fundamentales para reforzar la resistencia de las entidades de crédito a las perturbaciones y asegurar un acceso adecuado a la financiación, creando así las condiciones para el crecimiento sostenible y para la estabilidad financiera.

Negar la relación entre costes -salariales y no salariales- y productividad para establecer un óptimo competitivo es mucho negar. ¿Qué otra manera tienen las empresas para seguir siendo competitivas cuando sus costes unitarios son superiores a los del competidor?


Productividad es lo que importa

Ni la idea ni la polémica son nuevas: ligar salarios y productividad es parte de la literatura económica desde hace más de un siglo. Figura también en casi todos los documentos y recomendaciones de expertos, analistas, organismos nacionales e internacionales... por descontado, unos menos, otros más. Cuesta, pues, entender el revuelo que se ha organizado porque la canciller alemana, Ángela Merkel, haya suscitado la cuestión como una de las formas de que Europa recupere competitividad.

Las voces discordantes más sonoras se han apresurado a proclamar inamovible el –tenido como contrapuesto- modelo de indiciación: esto es, ligar de forma automática las alzas salariales a la tasa de inflación; fórmula en cierta medida predominante en el mercado laboral español. Y, como suele ser habitual, se han formado a toda prisa grupos de partidarios y detractores, con escasas tomas de postura intermedias, considerando que no es realista ignorar ni lo uno ni lo otro ni, todavía menos, los diversos imperativos que impone la globalidad.

Aunque resulte aparentemente más cómodo y sencillo terciar en la polémica sobre la ligazón de los salarios, es más importante el fondo de la cuestión suscitada desde Berlín: la actual posición competitiva de las economías europeas, no sólo frente a Estados Unidos –rival tradicional-, sino respecto de las emergentes cuya pujanza en los distintos mercados se deja sentir con cada vez mayor intensidad.

Se suele olvidar que quienes compiten en realidad son las empresas, no las economías, porque ser competitivo supone tener capacidad de producir y vender con beneficio en un mercado abierto y libre. Lo cotidiano para cualquier empresa es tratar de vender el producto o el servicio con mejor relación precio-calidad que las demás que pretenden hacer lo mismo, con lo mismo y para el mismo cliente potencial.

Negar la relación entre costes -salariales y no salariales- y productividad para establecer un óptimo competitivo es mucho negar. ¿Qué otra manera tienen las empresas para seguir siendo competitivas cuando sus costes unitarios son superiores a los del competidor?

En suma, se trata de una polémica interesante, a la vez que compleja, en la que valdría la pena un poco más de rigor y menos reduccionismo de patrocinar la un tanto falaz alternativa entre vincular los salarios a la productividad o a la evolución del IPC, sin más.

El Gobierno recula, se permite recurrir de nuevo al endeudamiento para que las Comunidades Autonomas que lo soliciten puedan hacer frente a los préstamos que vencen este año si no se pueden saldar de otra forma

Fuego apagado, al menos de momento. El agravio comparativo que aparentaba la autorización a Cataluña para refinanciar su deuda parecía tan flagrante que sólo era cuestión de tiempo que el Gobierno matizara su oferta al presidente d e la Generalitat y, al final, habrá café para todos.
El propio presidente, Rodríguez Zapatero, ratificaba ayer en el Congreso que la posibilidad de refinanciación está abierta a todas las comunidades. Un volumen de deuda a refinanciar que, en conjunto, y de acuerdo con los datos facilitados a elEconomista por los responsables autonómicos, se eleva hasta 13.700 millones de euros, mora que corresponde a los vencimientos pendientes en 2011.
No obstante, las fuentes consultadas subrayan que la necesidad total de financiación autonómica (con deuda nueva) alcanzaría los 24.500 millones de euros, lo que significa que todavía quedan cerca de 11.000 millones sin colocar. La pelea no será fácil. Pero como reconocen los afectados, "algo hemos logrado".

El tema estrella

Ayer, la refinanciación era uno de los temas estrella en los pasillos del Congreso, y todas su señorías, independientemente de su filiación , coincidían en asegurar que el Gobierno "no ha hecho ninguna excepción con Cataluña". Mientras que, todavía con los ecos de las revueltas de los presidentes autonómicos en los oídos de Moncloa, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, aseguró que el Ministerio de Economía autorizará todas las peticiones que hagan las comunidades autónomas para refinanciar los vencimientos de su deuda en 2011. Eso sí, Salgado matizó que el Gobierno siempre autoriza estas emisiones porque no suponen un aumento del volumen general de la deuda, sino que simplemente se hacen para ampliar los plazos vencimiento.
El Gobierno recula, pero insiste en que no se trata de un "cheque en blanco al endeudamiento", sino una autorización limitada para las refinanciaciones: es decir, se permite recurrir de nuevo al endeudamiento para hacer frente a los préstamos que vencen este año si no se pueden saldar de otra forma. Y parece, a tenor de las cifras publicadas, que no hay otra forma.

La marca España

Sin embargo, no será tan fácil, porque la deuda emitida lleva la marca España, proceda de donde proceda. De hecho, la agencia de rating Standard & Poor's (S&P) continúa firme en sus perspectivas negativas al considerar que el deterioro presupuestario de las regiones españolas ha sido más "intenso" que el de otras regiones europeas. Además, prevé que en uno o dos años la media de ratings podría descender hasta en dos escalones, aunque sin alcanzar el nivel 'BBB'.
Pero no toda la deuda tiene la misma carga. Cataluña, Murcia y Castilla-La Mancha son las tres comunidades que de momento han incumplido claramente los objetivos de déficit de 2010.
Castilla y León fue ayer una de las comunidades más duras en sus críticas a las concesiones de Zapatero a Artur Mas. La consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, arremetió contra el presidente del Gobierno por permitir que Cataluña pueda emitir deuda para refinanciarse "por un puñado de votos" y exigió la rápida convocatoria del Consejo de Política Fiscal.
La Comunidad que preside Juan Vicente Herrera es un de las menos endeudadas de España en relación al PIB (7 por ciento), informa Rafael Daniel. El Gobierno autorizó hace unas semanas a la Junta a endeudarse en algo más de 1.000 millones de euros, lo que permitirá la emisión prevista de 747,4 millones de deuda nueva. El Ejecutivo regional refinanciará además otros 157 millones de deuda antigua. La consejera de Hacienda, Pilar del Olmo aseguró que la decisión de Zapatero "supone un paso atrás en la credibilidad de la deuda soberana de España" en los mercados internacionales, desde donde "están muy pendientes de lo que ocurre en las comunidades".
Desde Canarias, el Gobierno insular insiste en que el esfuerzo realizado en las últimas cinco semanas de 2010 ha sido extraordinario tanto en la contención de gastos como en el aumento de ingresos.
El Ejecutivo que dirige Paulino Rivero exige se actúe con coherencia y solicita una revisión de la distribución del objetivo en función del stock de deuda de cada autonomía y de su ciclo económico. Canarias podría cerrar 2010 con un déficit de 3 por ciento.
Con las cifras en la mano, incluso entre las filas del Partido Popular se coincidía con las explicaciones del Presidente del Gobierno, y confirmaban que la LOFCA, la ley orgánica de financiación de las comunidades autónomas, permite la refinanciación y la posibilidad de nuevo endeudamiento, siempre acompañado de un de un plan creíble de ajuste o saneamiento. Y esta es la clave del asunto, en que el Plan sea creíble.
Responsables económicos de los principales grupos parlamentarios confirmaban a elEconomista que no parece tan sencillo. En el caso de Castilla-La Mancha el ajuste presentado "no es creíble" y si no hay un cambio sustancial no obtendrá autorización.
Recuerdan, a este respecto, que tanto el Gobierno como el Consejo de Política Fiscal y Financiera están obligados a ser "tremendamente escrupulosos" en el análisis de los planes de saneamiento presentados por las comunidades, porque Bruselas está muy atenta a cualquier movimiento que se hace en España y, "no podemos olvidar que seguimos bajo vigilancia".
La obligación de que sea el Consejo de Política Fiscal y Financiera el encargado de dar el visto bueno a los planes de ajuste permite a los expertos asegurar que "muy probablemente no se producirá ninguna autorización de refinanciación antes de final de marzo".
Distinto es el caso de los ayuntamientos, que no se rigen por la LOFCA, sino por la Ley de Bases de Financiación Local. Portavoces autorizados del Partido Popular confirmaban, también ayer, que su grupo no se opondrá a ninguna petición de refinanciación siempre y cuando se cumplan los requisitos de que vayan acompañados de un plan de saneamiento riguroso y que no haya discriminaciones en función del color político del gobierno de cada autonomía.
Hay que estrecharse el cinturón más y Mas, el presidente de la Generalitat. Las autonomías, según sus defensores, no fue un mal invento y sirvió para fraguar un mínimo de cohesión territorial y evitar un modelo federalista de una España de dos velocidades. Es cuestión de equilibrio.