El mejor símbolo de la situación en la que queda Grecia tras el acuerdo alcanzado ayer por la UE, lo ha suministrado esta madrugada, y no es casual, la canciller alemana, Angela Merkel. La economía griega sortea por ahora la quiebra, aunque no otra dura recesión y drásticos recortes del sector público, gracias a la ayuda de los socios europeos y a la renuncia (nada voluntaria) a cobrar de la banca. Hasta ahora, una troika, una delegación del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, visitaba cada cierto tiempo Grecia para dictaminar si el Gobierno griego cumplía con lo que se le imponía a cambio de esa ayuda. Desde ayer, la intervención europea alcanza otro nivel. Y, en consonancia, Merkel anunció que la supervisión será permanente, que la delegación se instalará, sin fecha de caducidad, en Atenas.
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"Creo que esto es mejor que cada tres meses una troika viaje allí y regrese, que haya un sistema de supervisión permanente", ha dicho la canciller, en la rueda de prensa que ofreció al término de la maratoniana reunión del Eurogrupo. Según la mandataria alemana, esta delegación ejercerá un mayor control sobre Grecia, aunque Bruselas en principio no lo veía con buenos ojos. "Habrá un régimen reforzado de supervisión en relación con el cumplimiento de sus obligaciones", ha aseverado. Merkel ha añadido que la creación de este equipo de trabajo "quedará anclada en un memorándum de entendimiento", aunque ha rehusado dar más detalles. Ese memorándum también recogerá que 15.000 millones del programa de privatizaciones griego (fallido hasta ahora) se destinarán al fondo de rescates de la UE.
En alusión al pacto con la banca europea para que asuma el 50% de las pérdidas sobre los bonos griegos -equivalentes a unos 100.000 millones de euros-, Merkel ha señalado que el objetivo es reducir el nivel de deuda de Grecia al 120% del PIB para 2020, frente al 180% previsto para 2012.
La suspensión de pagos pactada permite dejar el segundo plan de rescate a Grecia en unos 100.000 millones de euros, plan que, según anunció Merkel se aprobará de forma definitiva en diciembre. Los gobiernos de la eurozona deben, además, "movilizar 30.000 millones para financiar las garantías del acuerdo con la banca", según anunció el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que no precisó si también saldrán del fondo de rescates.
"Ahora la deuda griega es absolutamente sostenible". El primer ministro de Grecia, George Papandreou, celebró el acuerdo de la UE, pese a que supone, de hecho, una intervención mucho mayor en la economía griega. Pero Papandreou insistió, antes de la cumbre, en que no había otra salida para evitar la quiebra de la economía griega.
El mandatario griego ha advertido que como consecuencia de la quita algunos de los bancos griegos serán nacionalizados temporalmente, ya que poseen unos 100.000 millones de euros en bonos del Gobierno. "Es muy probable que gran parte de las acciones de los bancos pasen a ser propiedad estatal", ha reconocido. Si bien, ha asegurado que "después de la reestructuración del sector el Gobierno las venderá a inversores privados". "Es un procedimiento estándar, no hay nada de lo que asustarse", ha subrayado.
Aunque los fondos de pensiones estatales también tienen una amplia cartera de bonos griegos, el primer ministro ha garantizado que inyectará capital.
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