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jueves, 26 de julio de 2012

Juan Iranzo dice que España tiene un problema de transparencia. Yo creo que ademas tenemos un problema de democracia y libertad como problemas principales


Generar confianza es muy difícil con un escenario de caída del Producto Interior Bruto, de caída del empleo y de caída de la inversión. No somos uno de los países con más deuda pública de Europa, pero sí somos de los países con más sobreendeudamiento conjunto. Las familias, las empresas y el sector público debemos el 300% del PIB, pero esto es debido a que funcionamos de forma racional.
Las malas decisiones de inversión de las familias, creo que están purgadas por ellas, al menos en un 90%, pues en gran medida se debe al sector inmobiliario y saben que lo comprado vale 50% menos y tienen que seguir pagando su hipoteca.


Las malas decisiones de inversión de las empresas, y por ende su endeudamiento, creo que están purgadas por ellas, ya que les ha venido una menor demanda y la que ha sobrevivido ha ajustado sus costes a la nueva producción y esta buscando, mas que nunca, meterse o incrementar la exportación, con el horizonte de sobrevivir y estar preparada para el nuevo ciclo económico.

Las malas decisiones políticas en instituciones publicas y cajas de ahorro, las tendremos que pagar los ciudadanos. Si han malgastado el presupuesto de dos años pidiendo dinero a préstamo, lo tendremos que asumir y pagar; pero no debemos olvidar el pedir las responsabilidades y que la justicia diga en cada caso si hay malversación o abuso del poder encomendado por el pueblo. Lo que esta claro es que ninguno de ellos ha actuado así en su casa pues estarían arruinados, con lo cual las decisiones con riesgo las han adoptado con dinero que no es suyo. Este es el resultado de no tener una democracia  y vivir en el engaño de que si la tenemos. Esto ha de acabar ya.
Rajoy sería el mejor Jefe de Gobierno, y prestaría un servicio impagable a la nación,  si lograra hacer un gobierno de concentracion para restructurar España política y económicamente, de tal forma que el político sea libre, responsable de sus actos, (como cualquier administrador de sociedad), y sin ningún privilegio respecto a cualquier ciudadano; y el elector sea libre para elegir al que mas le guste. Económicamente debe lograr unas instituciones transparentes,  equilibradas en ingresos y gastos y eficientes. El capital humano de España esta demostrado por nuestros deportistas, que se han hecho hueco con esfuerzo y trabajo; sus compañeros, sus quintos, su generación, son gente bien formada y con los mismos valores, les falta el puesto de trabajo para demostrar la misma capacidad, responsabilidad y saber hacer, No dejemos que emigren y den el producto en otro país. Los mayores son los que deben ocupar el paro y los jóvenes demostrar su valía. Esto no se puede lograr sin un consenso al menos de los dos principales partidos.
Por todo ello cuando hay miedo a la oscuridad hay que poner luz. Cuando se desconfia de lo que pueda encontrar en la casa la mejor formas de quitar esa desconfianza es dejar las puestas abiertas. Cuando no se  cree a la persona por haber mentido antes, la mejor forma es hablar poco y demostración de las afirmaciones.
Por lo tanto para dejar las puertas abiertas de la casa, para arrojar luz sobre el estado economico de nuestras instituciones, para eliminar la desconfianza de las mentiras, yo propongo, como primer paso, que cada institución pública tenga una sola cuenta bancaria y esta sea totalmente transparente para la consulta por el ciudadano. También propongo que cualquier maquillaje sobre cualquier dato sea penado al responsable severamente, no puede haber ni una mentira mas ni una media verdad mas. El segundo paso es que el ciudadano debe tener acceso detallado a cada uno de los apuntes que en dicha cuenta se hace. Lo que queda escrito siempre se puede leer. Lo que es fácil de investigar se hace transparente. Lo transparente crea seguridad. La seguridad da estabilidad. La estabilidad crea negocio, empleo y riqueza.
Estamos en un momento especialmen­te relevante para la economía española, puesto que nos encontramos en una si­tuación muy delicada: nuestro crecimien­to se ha contraído y, por tanto, como en las enfermedades, una recaída del PIB nos ha pillado con el cuerpo enormemen­te debilitado, pero ¿por qué está tan debi­litado?, pues porque:
1.    tenemos cinco millones seiscientos mil parados,
2. tenemos desequilibrios muy impor­tantes,
3. hay empresas que se encuentran en una situación complicada,
4. no hemos inspirado confianza,

y esto, en definitiva, lo que puede provo­car es un círculo vicioso, puesto que la concreción de esa falta de confianza se mide a través de la prima de riesgo que, en este momento, es uno de los actores más desgraciadamente emblemático y co­nocido de la  historia de España reciente.
A mi juicio, la colaboración público-pri­vada es cada vez más importante para re­solver la mayor parte de los problemas de la economía española: la sanidad, la edu­cación, etc., pero, por encima de todo, la transparencia. Uno de los problemas fundamentales que sufre la economía es­pañola es una falta de confianza que, en gran medida, se debe a que no siempre se ha dicho suficientemente la verdad, y yo sí que creo que la verdad inspira con­fianza.
Las preguntas que nos seguimos haciendo todos es ¿pero qué nos está ocurriendo?, ¿por qué en este momento España sigue teniendo una prima de riesgo tan eleva­da en contra de los que algunos preveímos inicialmente? En este momento uno de los factores determinantes de nuestra prima de riesgo es la situación de incertidumbre que se ha creado en la zona Euro, a partir de la posibilidad de la salida de Grecia de la misma, porque puede gene­rar un efecto contagio ante una situación difícil de las economías europeas.
En esa prima-riesgo no se puede explicar que haya solo un componente de solven­cia porque, entre otras cosas, España lleva mucho tiempo afortunadamente sin default; por tanto, se está ya valorando un cierto riesgo cambiario por una posibilidad muy remota, pero que al que abrirse la caja de los truenos pueda surgir cual­quier problema, fundamentalmente para los llamados países PIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), que tenemos problemas parecidos: fuertes desequili­brios y, salvo Irlanda, falta de competitividad.
Hay que trabajar muchísimo en superar la desconfianza en las cuentas públicas, porque, como se afirmó anteriormente, "la verdad inspira confianza"; necesita­mos situar la verdad como punto de par­tida de las cuentas públicas españolas. También nos tiene que preocupar que la recaudación solamente responde al cre­cimiento, al aumento de la base recau­datoria, y no a la subida de impuestos. Teniendo en cuenta que existen dudas al respecto de lo que va a ocurrir con las cuentas públicas, lo único que se garanti­za es el ajuste vía gasto.
Otro factor de incertidumbre es el siste­ma financiero español: la viabilidad del mismo. Tenemos algunos de los mejores bancos del mundo; en la banca minorista tradicionalmente hemos sido excelentes, los mejores, pero tenemos grandes pro­blemas en muchas entidades, y en algu­nas especialmente agravados: una excesi­va exposición de riesgo inmobiliario, va­loración de activos -asunto que creo que, en gran medida, ya se está resolviendo e incluso que ha habido una supervaloración- pero ahí es donde, nuevamente, debe jugar un papel esencial la colabora­ción público-privada.
Generar confianza es muy difícil con un escenario de caída del Producto Interior Bruto, de caída del empleo y de caída de la inversión; por tanto, la pregunta es ¿hasta cuándo? Este es otro elemento adi­cional de desconfianza.
No somos uno de los países con más deu­da pública de Europa, pero sí somos  de los países con más sobreendeudamiento conjunto. Las familias, las empresas y el sector público debemos el 300% del PIB, pero esto es debido a que funcionamos de forma racional. Europa llevó a cabo una política excesivamente expansiva, desde el punto de vista monetario, a partir del año 2000. Durante cuatro años vivimos con tipos de interés reales negativos, con lo que creamos tres problemas:
1.    Sobreendeudamiento: si te regalan el dinero, lo irracional es no cogerlo; por tanto, 300% del PIB.
2. para obtener algo más de rentabilidad en tus ahorros tienes que asumir un riesgo asimétrico  mucho mayor.
3. las entidades financieras, para obtener resultados parecidos, tienen que mover mucho más volumen y el riesgo mar­ginal de cada operación adicional, en negativo, es creciente.

Además, desde hace ya diez años España no ahorra, tenemos que acudir al exterior, con una deuda exterior del 100% del PIB, y por encima del 90% es muy difícil de sostener.
Por tanto, tenemos diferentes factores de riesgo: exógenos, endógenos y mixtos, que nos llevan a esa falta de confianza y que se manifiesta en la altísima prima-riesgo que no solo entorpece la financiación del sector público sino también de la economía privada.
La Ley de Estabilidad Presupuestaria debe ser un factor determinante que co­munique transparencia, lo que abre una gran oportunidad de futuro. Para poner en marcha esta Ley, la colaboración pública-privada debe permitir establecer una se­rie de mecanismos de alerta temprana para que dé tiempo a reaccionar.
Por otra parte, deben culminarse varias reformas:  financiera,  energética,   de  la justicia, hacer eficiente al sector público y tomar una serie de medidas de política económica para mejorar el potencial de crecimiento, como es la reforma laboral, la   unidad   de mercado, la liberalización de los servi­cios, etc.
(Y la reforma  más importante avanzar hacia la libertad. Partidos realmente democráticos, Políticos independientes luchando por la justicia sin ningún tipo de miedo. Fin de la disciplina de voto. Listas abiertas en las elecciones. Responsabilidad de los políticos. Poder judicial independiente votado por el pueblo, bien dotado de medios e investigando de oficio los posibles delitos)
Desde hace muchos años venimos deman­dando la reforma de la sanidad y de la educación, y la supresión de duplicidades en las Administraciones. Para ello es fun­damental la colaboración público-privada. Hay que ser muy selectivo con las inversio­nes públicas y realizar las necesarias.
Esta colaboración público-privada que cree, genere e impulse la necesaria trans­parencia, puede venir de la mano de los auditores revisando todas las empresas públicas o entes públicos, ya que es fun­damental la profesionalidad y la indepen­dencia y, sin duda, este colectivo cumple estos requisitos.
No quiero terminar este artículo sin hacer una referencia al papel que los economis­tas pueden y deben jugar en la salida de esta crisis. A Keynes, que estuvo en Es­paña en 1931, en una conferencia que dio en la Residencia de Estudiantes, le sorprendió que no hubiera estudios espe­cíficos de economía y que eso explicaba los arbitrismos que se estaban llevando a cabo en ese momento en España. Una vez introducidos los estudios, los economis­tas jugamos un papel fundamental cam­biando el rumbo, apostando por la aper­tura que fue el Plan de Estabilización, los Pactos de la Moncloa, en los que se trataba de salvar la democracia, la inte­gración en Europa y en el euro, etc. Creo, en definitiva, que es el momento de dar la cara inspirando profesionalidad y transpa­rencia a toda la sociedad.

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