jueves, 1 de diciembre de 2011

Debemos repartir el empleo, para eliminar el desempleo estructural. Donde comienza la verdadera crisis es cuando una persona pierde su puesto de trabajo.


Desde 2001 lleva las riendas de Adecco en España y Portugal, compañía líder en el sector de los recursos humanos. La firma cuenta en nuestro país con 300 delegaciones y una plantilla de más de 1.500 empleados, proporciona trabajo diariamente a 30.000 personas y da servicio a 14.500 empresas de todos los sectores. La facturación del grupo fue de 637 millones en 2010 y su cuota de mercado del 29%. «Empleo, empleo, empleo». Es la palabra más repetida por Enrique Sánchez. «Preservar el empleo tendría que haber sido prioritario ¿por qué? porque ahí es donde comienza la verdadera crisis, cuando una persona pierde su puesto de trabajo», asegura con ímpetu, el mismo que emplea para reclamar al próximo gobierno reformas con urgencia.
—¿Cómo llega una economía a sumar cinco millones de parados?
—España está en un punto crítico, seguramente en el peor de toda la democracia. Reconociendo que la crisis es global, España es prácticamente el único país que no ha hecho sus deberes en materia de empleo. Los demás han sido capaces de sujetar la tasa de desempleo por debajo del 10%. Alemania ha atravesado una crisis importante y su tasa de paro es del 6%; en Francia no han superado el 10%, en Estados Unidos un desempleo del 6% es sinónimo de una crisis espectacular. Preservar el empleo tendría que haber sido prioritario ¿por qué? porque ahí es donde comienza la verdadera crisis, cuando una persona pierde su trabajo. La cadena se rompe cuando se rompe el empleo. Tenemos cinco millones de personas buscando trabajo, casi un millón de familias con todos sus miembros en desempleo y lo peor es la aparente incapacidad para reaccionar a medio y largo plazo. De hecho está en marcha una reforma laboral tediosa, descafeinada e insuficiente no solo para frenar el paro sino la destrucción de empleo.
—¿Qué falta en el mercado de trabajo?
—Hay que tomar medidas contundencia en el corto plazo, que darían confianza y estabilidad, que es lo que necesita España. El próximo gobierno deberá abordar una nueva reforma del mercado de trabajo, además de trabajar sobre la fiscalidad de empresas y familias, incentivar el consumo y actividad empresarial a través de una reducción de la carga fiscal y sobre todo equilibrar las cuenta públicas y abordar una reforma del sector público para conseguir que sea más barato y eficiente. Hay también que poner coto al descontrol que hemos tenido por el hiperdesarrollo autonómico y reformar el sistema financiero. España es un país cada día menos atractivo para las multinacionales que quieren invertir aquí. El empleo y la riqueza la generan las empresas, y para eso hay que generar entornos atractivos.
—Detalle los cambios que precisa el mercado de trabajo...
—Lo primero es preservar el empleo y estimular a las empresas para que generen empleo. No se trata solo de abaratar el coste de despido, un punto más que, sin embargo, debemos considerar porque supone el doble del coste de despido en la media europea. Hay otros muchos asuntos que están pendientes, todos relacionados con la flexibilidad interna, tanto geográfica como funcional, vincular los salarios a la productividad o potenciar el contrato a tiempo parcial que está muy extendido en toda la Unión Europea. En Holanda, por ejemplo, supone el 30% de la contratación.
—¿Qué pide al nuevo gobierno para las empresas de trabajo temporal?
—Canalizar la temporalidad a través de las empresas de trabajo temporal. La intermediación privada en el mercado de trabajo es en Europa tres veces mayor que en España y sin embargo la tasa de paro y temporalidad es la mitad. Los servicios públicos de empleo se ha demostrado ineficientes; sólo tres de cada cien ofertas de trabajo se hacen por esta vía y urge buscar la colaboración público-privada.
—¿Qué cambiaría de la negociación colectiva?
—Habría que tratar de llevar las decisiones al ámbito de la empresa. No tiene sentido que existan 6.000 convenios colectivos, convenios sectoriales, provinciales... Hay que facilitar que las decisiones se tomen en el seno de la empresa, lo que permitiría adaptarse a entornos de crisis como el actual.
—¿Y qué dice sobre los subsidios de desempleo?
—El foco no se puede seguir poniendo en los subsidios por desempleo, el foco debe estar en el empleo, no en cómo hago para tener a un trabajador en desempleo durante años. El dinero público debe invertirse en tratar de minimizar el tiempo que un trabajador debe estar en paro, no en alargar las prestaciones, en cómo alargar el desempleo, porque al final cuando se incentiva el desempleo la gente no busca trabajo.
—¿Cree entonces que hay que recortar los subsidios de paro?
—Si para mantener el empleo hay que reducir la carga del dinero público en el desempleo, diría que sí. Porque lo importante no es cobrar paro, es trabajar. Aunque no se puede dejar desprotegidos a los parados, el Estado no puede invertir más en desempleo que en políticas activas. A mí me gustaría saber, por ejemplo, qué propuestas y pasos están dando los sindicatos para reducir el desempleo.
—El paro es el gran desequilibrio que tiene la economía española, pero también la temporalidad.
—Es uno de los males de nuestro mercado de trabajo. La tasa de temporalidad española es más del triple, alrededor del 28%, de la media de la Unión Europea. Es verdad que hay una serie de sectores más estacionales, como los servicios o la hostelería, que puede provocar que haya más puestos de trabajo temporales, lo que no justifica, sin embargo, que haya una tasa tan alta. Y vuelvo a lo que les decía antes: solo el 1% de la tasa de población activa española está contratada por empresas de trabajo temporal. Hay un topicazo con el que hay que acabar y es que las empresas de trabajo temporal ni son directamente responsables de la temporalidad, ni la canalizan. Su protagonismo en la contratación temporal es realmente residual, son las empresas las que hacen los contratos temporales directamente. Las únicas empresas en España que pueden contratar trabajadores para cederles a terceros son las empresas de trabajo temporal debidamente autorizadas, que garantizan los derechos de los trabajadores. Si la temporalidad en España se gestionara a través de las empresas de trabajo temporal, la temporalidad sería menor, porque se gestionaría profesionalmente y solo se haría para aquellos trabajadores que tuvieran trabajar por necesidades temporales de las empresas, como pasa en toda la Unión Europea. En Holanda, por ejemplo, el 4% de la contratación temporal está canalizado a través de estas empresas.
—¿Se acaba el trabajo para toda la vida?
—Es otro de los tópicos de las relaciones laborales en España con los que hay que acabar, el trabajo para toda la vida. Eso nos lleva a la ruina. Que un trabajador se pase 50 años haciendo lo mismo ya prácticamente es imposible. Lo importante no es ser fijo, tener un empleo estable, lo importante es ser empleable. Tener la seguridad de que se tiene la formación adecuada para poder trabajar en cualquier empresa que lo proponga. Es el concepto de la empleabilidad que tiene que ver con la formación, con la ocupación, y con competir, que es mucho más importante que ser fijo o temporal en una empresa.

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