Creo que los funcionarios y los jubilados son un poder fáctico a la hora de las elecciones.
Por la obtención de un dinero prácticamente sin riesgos mande quien mande, (erradicación absoluta de la incertidumbre financiera), deben de funcionar de contrapeso para corregir los despilfarros de nuestros manirrotos políticos.
El sistema funcionaria de la siguiente forma:
- Todo organismo que tenga funcionarios en nomina debe establecer un presupuesto equilibrado de ingresos y gastos.
- En los entes no estatales, si hay un mayor déficit del aprobado en los presupuestos, se detraerá de la masa salarial de los funcionarios y de los cargos políticos en el siguiente ejercicio. El 50% saldrá de la masa salarial de los políticos, otro 25% de la masa salarial de los funcionarios y el otro 25% de la masa salarial de los pensionistas.
- En los entes estatales, si hay un mayor déficit del aprobado en los presupuestos, se detraerá de la masa salarial de los funcionarios y de los cargos políticos en el siguiente ejercicio. El 50% saldrá de la masa salarial de los políticos, otro 25% de la masa salarial de los funcionarios y el otro 25% de la masa salarial de los pensionistas.
Una vez cubiertos los déficit volverán a su salario normal.
Esto eliminaría la posible connivencia entre políticos y funcionarios a la hora de mirar el euro de las instituciones, que como no es de nadie se gasta con mucha facilidad.
Son los funcionarios y los políticos los que administran lo recaudado por nuestros impuestos y por ello deben gastarlo con eficiencia y en la cantidad prevista por el límite de los presupuestos aprobados.
Los jubilados deben entrar en este juego por el poder fáctico de su voto en unas elecciones.
En el caso de haber superávit no habrá ningún premio y debería haber un pequeño castigo pues han cobrado de mas a los contribuyentes.
Esto haría que los presupuestos fueran una verdadera planificación de proyectos, dotados de medios económicos y cuyas desviaciones acarrean consecuencias. La política presupuestaria estaría dotada de un grado muy alto de planificación, que conlleva a que es un proyecto pensado y madurado y que con gran seguridad saldrá un buen producto.
En definitiva, es lo que han hecho con la bajada del sueldo a los funcionarios y la congelación de las pensiones. Pero no sirve como mecanismo de corrección y denuncia.
Los jubilados deben entrar en este juego por el poder fáctico de su voto en unas elecciones.
En el caso de haber superávit no habrá ningún premio y debería haber un pequeño castigo pues han cobrado de mas a los contribuyentes.
Esto haría que los presupuestos fueran una verdadera planificación de proyectos, dotados de medios económicos y cuyas desviaciones acarrean consecuencias. La política presupuestaria estaría dotada de un grado muy alto de planificación, que conlleva a que es un proyecto pensado y madurado y que con gran seguridad saldrá un buen producto.
En definitiva, es lo que han hecho con la bajada del sueldo a los funcionarios y la congelación de las pensiones. Pero no sirve como mecanismo de corrección y denuncia.
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