"España indudablemente va de nuevo hacia la recesión". Así de categórico se ha mostrado el economista que anticipó la crisis financiera, Nouriel Roubini, durante una videoconferencia dedicada a analizar la crisis en la eurozona.
Y no sólo eso, Roubini considera posible que Italia y España sigan la estela de Grecia y dejen de poder afrontar los intereses que los inversores les piden por su deuda. "Las economías de la periferia de la eurozona se están contrayendo o creciendo muy poco y el riesgo de que Italia y/o España pierdan el acceso al mercado es muy alto, ya que la prima de riesgo sigue aumentando. Nuestros análisis dicen que Irlanda y Portugal, en un año, serán insolventes y que será inevitable reestructurar su deuda y sus sistemas bancarios".
Según Roubini, los recursos del BCE y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FSEF) pueden afrontar la crisis de Grecia, Irlanda y Portugal, pero no la de España e Italia. "Estos dos países son demasiado grandes para quebrar y para ser rescatados".
En cuanto a la decisión del BCE de comprar deuda soberana de Italia y España, Roubini recuerda que las pasadas compras de bonos sólo tuvieron un efecto calmante temporal y que no evitaron los rescates de Grecia, Irlanda o Portugal.
Por eso, considera que es un parche temporal hasta que se ponga en marcha el FSEF. "Llevará meses hasta que [el fondo] sea aprobado por los Gobiernos nacionales. Puede que ya no se pueda usar para respaldar a Italia y España".
Fondos insuficientes
Aunque se apruebe la flexibilización del FSEF para que pueda intervenir en los mercados secundarios de obligaciones y recapitalizar bancos europeos, los fondos pueden ser insuficientes. Parte del dinero ya se ha comprometido para ayudar a otros países, otra parte se utilizará para recapitalizar bancos y, además, Italia y España dejarían de contribuir. "Los restos para Italia y España serán de unos 150.000 o 200.000 millones de euros. Pero si la prima de riesgo sigue subiendo y pierden el acceso al mercado, el dinero no sería suficiente".
Frente a los que piensan que Italia y España no necesitarán ser rescatados gracias a las reformas fiscales y estructurales que están poniendo en marcha, el analista considera que esas medidas no servirán para restaurar el crecimiento a corto plazo, que pueden empeorar la recesión y que, por tanto, sí que hay posibilidades de que necesiten ayuda.
Una última consecuencia sería la ruptura de la unión monetaria. Para lograr restaurar el crecimiento hay que restaurar la competividad y "eso supone devaluar el euro, algo que los países competitivos no permitirán". Por eso, prevé que puede haber abandonos de la unión monetaria. "La salida de Grecia y Portugal es muy probable en los próxi- mos cinco años".
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