Empleo y política social
Seguir el ritmo del cambio
Las economías modernas se basan más en los conocimientos que en las materias primas o el trabajo físico. Para imponerse frente a la competencia de las nuevas economías emergentes, Europa debe crear los puestos de trabajo que necesita una sociedad dinámica y basada en el conocimiento. Este objetivo exige inversiones en educación y ciencia, pero también en políticas de empleo capaces de seguir el ritmo del cambio y sacarnos de la crisis económica mundial. Los países de la UE cooperan estrechamente para hacer frente a este desafío mediante objetivos y políticas comunes que se refuercen entre sí.
Fomentar el crecimiento y el empleo
Si la globalización los deja sin trabajo, la UE puede ayudarles a readaptarse.
También intenta aumentar el atractivo del empleo, ampliar la duración de la vida laboral a medida que aumenta la esperanza de vida, mejorar la capacidad de adaptación de los trabajadores y las empresas gracias a una mejor educación y formación, y adaptar los regímenes de protección social a los retos que plantean la innovación, la globalización y la movilidad. El nuevo enfoque debe combinar la flexibilidad y movilidad en los mercados laborales con una sólida red de seguridad social, lo que se conoce como "flexiguridad".
La Estrategia de Lisboa cobró nueva importancia cuando la crisis económica empezó a azotar Europa en 2008. Aplicada al pie de la letra, deberá contribuir a la recuperación al impulsar la demanda y restablecer la confianza en la economía europea. La UE también ha elaborado medidas a para paliar el impacto inmediato de la crisis económica, además de medidas a largo plazo para mejorar las perspectivas laborales de sus trabajadores, consistentes en conciliar mejor la oferta y la demanda de empleo y en anticipar las necesidades del mercado laboral. Así, por ejemplo, en caso de coincidir un excedente de trabajadores del sector textil con una previsión de déficit en el sector turístico, los trabajadores textiles podrían reconvertirse en esa dirección.
Mantener los derechos de los trabajadores y la protección social
Pero la creación de más y mejores empleos no puede hacerse a cualquier precio. La UE se mantiene fiel a su larga tradición de defensa de un entorno de trabajo digno y de protección de los derechos laborales en todo su territorio. Esto obliga a respetar unas normas comunes mínimas sobre condiciones laborales, despidos colectivos, trabajo temporal o a tiempo parcial, salud y seguridad en el trabajo, permiso por maternidad y permiso parental, igualdad de retribución para un mismo trabajo y protección frente al acoso sexual.El diálogo social entre los representantes de los trabajadores y los empresarios es otra de las piedras angulares de la política de la UE. Un buen clima de trabajo no sólo aumenta la protección de los trabajadores, sino que contribuye a la competitividad. La Comisión Europea quiere promover la responsabilidad social de las empresas y las invita a desarrollar su actividad en armonía con el entorno social y medioambiental.
La UE posee unos sistemas de protección social muy avanzados de los que nadie quiere prescindir, pero estas redes de seguridad no deben desincentivar el trabajo. Los dirigentes de la UE coinciden en que las pensiones y la asistencia sanitaria de calidad son derechos básicos, cuyo coste debe ser sostenible. Adaptar la protección social a una economía moderna resulta aún más indispensable en tiempos de recesión económica, cuando un número relativamente importante de trabajadores teme perder su empleo y pasar a depender de la asistencia social.
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