A medida que van dejando atrás la crisis financiera, los países en desarrollo necesitan concentrarse en enfrentar los retos específicos de cada país, como equilibrar el crecimiento a través de reformas estructurales, hacer frente a las presiones inflacionarias y abordar el precio elevado de los productos básicos, afirma el Banco Mundial en la edición de junio del informe Perspectivas económicas mundiales.
Por el contrario, las perspectivas de los países de ingreso alto y muchos de los países en desarrollo de Europa siguen empañadas por problemas relacionados con la crisis como el alto nivel de desempleo, la consolidación del presupuesto de los hogares y del sector bancario, y las preocupaciones por la sostenibilidad financiera, entre otros factores.
El Banco Mundial prevé que, conforme los países en desarrollo alcancen su plena capacidad, el crecimiento se ralentizará del 7,3% de 2010 a alrededor del 6,3% anual a partir de 2011-2013. Los países de ingreso alto experimentarán una ralentización del crecimiento del 2,7% de 2010 al 2,2% en 2011, antes de aumentar al 2,7% y al 2,6% en 2012 y 2013, respectivamente.
“En términos globales, se prevé [1] que el PIB crezca un 3,2% en 2011 antes de registrar un alza hasta llegar al 3,6% en 2012”, afirmó Justin Yifu Lin, primer economista y primer vicepresidente de Economía del Desarrollo del Banco Mundial. “Sin embargo, otro aumento de los precios ya elevados del petróleo y los alimentos podría frenar significativamente el crecimiento económico y perjudicar a los pobres”.
Los acontecimientos recientes en Japón y la agitación política en Oriente Medio y Norte de África han recortado drásticamente el crecimiento interno, pero se espera que los efectos secundarios sobre otras economías sean modestos. Es probable que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) de Japón no registre cambios en 2011. En los países en desarrollo de Oriente Medio y Norte de África, el crecimiento del PIB en 2011 será más débil en Egipto (1%), Túnez (1,5%) y Libia [2]. Aunque existe incertidumbre, se prevé que, en 2012, el crecimiento se recupere tanto en Egipto como en Túnez, y llegue a cerca del 5% para 2013.
El fuerte crecimiento en la mayoría de las economías en desarrollo ha contribuido a una nueva serie de retos globales, que incluyen el aumento de los precios de los productos básicos, la inflación creciente y el posible retorno de afluencias de capital desestabilizadoras, con el endurecimiento de las políticas monetarias y el aumento de las tasas de interés.
“Los países en desarrollo se han mantenido firmes a pesar de las tensiones que siguen existiendo en los países de ingreso alto”, señaló Hans Timmer, director del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial. “Sin embargo, muchas economías en desarrollo están operando por encima de su capacidad y corren el riesgo de sobrecalentamiento, sobre todo en Asia y América Latina. La política monetaria ha respondido, pero puede que las políticas fiscales y de tipo de cambio tengan que ejercer un papel más importante para controlar la inflación”.
La inflación en los países en desarrollo alcanzó un nivel interanual de casi el 7% en marzo de 2011, más de 3 puntos porcentuales por encima del mínimo de julio de 2009. La inflación en los países de ingreso alto también ha crecido hasta alcanzar el 2,8% en marzo de 2011. Los aumentos más grandes de la inflación se han registrado en las regiones de Asia oriental, Oriente Medio y Norte de África, como consecuencia de las restricciones de capacidad en esta última y de los precios de los alimentos en la primera.
Los altos precios del petróleo y las caídas de la producción debido al mal tiempo han contribuido al aumento de los precios de los alimentos, lo que tiene consecuencias negativas para los pobres que gastan una gran parte de sus ingresos en alimentos. Aunque los precios internos de los alimentos en la mayoría de los países en desarrollo crecieron mucho menos que los precios internacionales durante la subida de 2010-2011 (7,9% desde junio de 2010, frente al 40% de los precios internacionales), los precios locales pueden seguir aumentando cuando los cambios de los precios internacionales se vayan transmitiendo lentamente a los mercados nacionales. Además, si la cosecha de 2011-2012 resulta decepcionante, los precios de los alimentos pueden crecer aún más y ejercer presiones adicionales sobre los ingresos, la nutrición y la salud de las familias pobres.
“La crisis financiera ha terminado para la mayoría de los países en desarrollo,” afirmó Andrew Burns, gerente de Macroeconomía Mundial y principal autor del informe. “Los esfuerzos deben centrarse ahora en retornar la política monetaria a una situación más neutral y reconstruir los colchones fiscales que permitieron a los países en desarrollo responder a la crisis con políticas anticíclicas. Las perspectivas a medio plazo van a depender cada vez más del tipo de reformas sociales, reglamentarias e infraestructurales de actuación lenta que generen una mejora de la productividad y un crecimiento sostenible”.
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