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viernes, 4 de marzo de 2011

El globo de la reforma laboral se desinfla sin apenas volar


by FLORENTINO FELGUEROSO on 04/03/2011
(de José Ignacio Conde-Ruiz, Florentino Felgueroso y José Ignacio García-Pérez)
La última reforma laboral incluyó un “nuevo” paquete de medidas para combatir la dualidad laboral entre trabajadores con contratos fijos y temporales.  Una de las medidas estrella era incentivar el uso de los Contratos para el Fomento de la Contratación Indefinida (CFCI), es decir los contratos cuyas indemnizaciones por despido objetivo improcedente son de 33 días por año trabajado en la empresa. Hace pocas semanas, los Ministerios de Trabajo y Economía (aquí yaquí, página 8), apoyándose en la evolución de este tipo de contratos, llegaron a la conclusión de que habían dado en el clavo: “la reforma estaba dando sus frutos”.
El uso de los CFCI se trató de incentivar por dos vías: ampliando el colectivo con el que se pueden celebrar y clarificando la legislación para garantizar que el despido improcedente en este tipo de contratos sea efectivamente de 33 días y no de 45 días por año como ocurría antes de la reforma.
Los colectivos que se pueden “beneficiar” de este tipo de contrato pasaron a ser todos los trabajadores que lleven al menos un mes en paro, sea cual sea su edad y sexo (CFCI iniciales) y aquellos cuyo contrato temporal tenga una duración inferior a seis meses y se convirtiera en indefinido (CFCI conversiones). En este caso, se fijaron dos plazos: el 31 de diciembre de 2010 para aquellos que tuvieran un contrato en el momento de entrar en vigor la reforma (junio de 2010) y el 31 de diciembre de 2011, para los que lo firmaran con posterioridad.
En el Gráfico 1, se muestra lo rápido que se ha desinflado el globo. Con los últimos datos correspondientes a febrero de 2011, constatamos que el porcentaje de CFCI sobre el total de contratos indefinidos es ya similar al registrado antes de la reforma. Este porcentaje aumentó considerablemente hasta que se cumplió el primer plazo para las conversiones (31/12/2010), pero en dos meses  hemos vuelto a la casilla de salida. Hay otro nuevo plazo (31/12/2011), y por eso es probable que haya un repunte hacia finales de año, de nuevo con las conversiones. Pero la ampliación del colectivo para los nuevos contratos no parece haber funcionado: el porcentaje de CFCI iniciales es aún menor que antes de la reforma.
En cualquier caso, para valorar el efecto de todo el paquete de medidas, el dato clave sigue siendo el porcentaje de contratos indefinidos sobre el total de contratos (y la tasa de temporalidad que nos da la EPA), y no parece haber diferencias entre “el antes” y “el después” de la reforma. Evidentemente,  como dirían los aficionados del Madrid (y en especial uno de mis coautores :-) ), “lo importante no es como se empieza, sino como se acaba”, pero, a estas alturas, ya poquitos se lo deben creer.  Mas cuando medidas posteriores, como el proyecto de nuevoReglamento para EREs, dan pasos hacia atrás en la clarificación de los despidos objetivos.
En un trabajo reciente, mostrábamos serias dudas sobre la eficacia real de este paquete de medidas para luchar contra la temporalidad (ya fueron probadas en el pasado sin demasiado éxito) y abogábamos de nuevo por que la reforma para ser efectiva, debería ser más innovadora, apostando por un contrato único para las nuevas contrataciones.
Junio de 2011 podría ser una fecha clave para realizar una nueva evaluación de esta reforma. Para entonces ya debería estar  desarrollado otro ingrediente importante de esta reforma: la incorporación del modelo austriaco a la legislación contractual española. Será un buen momento para hacer balance e incorporar este fondo a la austriaca en un nuevo marco contractual, pues dar este paso adicional no tiene mucho sentido si se mantiene la dualidad laboral legal entre fijos y temporales.

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