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miércoles, 8 de junio de 2011

Todos debemos reflexionar, en especial nuestra casta política.

“El despilfarro de recursos del paro, las desigualdades, injusticias e ineficiencias del capitalismo liberal (…), la descarada indiferencia de una arrogante élite dirigente y la incompetencia de una clase política inadecuada –todo parecía estar conectado por el absoluto fracaso para organizar mejor la sociedad.” ¿Un indignado del Movimiento 15M? ¿Un votante irritado del 22-M? No exactamente, pero la cita podría aplicarse a las protestas del 15M, que son solo la punta de uniceberg de malestar social.
La cita es del libro Postguerra del historiador Tony Judt, fallecido en 2010 (de una angustiosaenfermedad). Describe el estado de ánimo revolucionario, imperante en muchos países europeos en 1945, tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial. Este impulso, que apuntaba hacia una economía planificada, se recondujo hacia el Estado del Bienestar europeo.
De la misma forma, las protestas del 15M nacen de la devastación económica que la crisis actual ha traído a los irritados votantes del 22-M y especialmente a los jóvenes. Aquí van algunos datos que lo muestran:
(%, 2011:1)16 a 19 años20 a 24 años25 a 29 años
Paro654127
Empleo temporal795738
Empleo a tiempo parcial463116
No emancipados948047
.
Los jóvenes sufren unas tasas altísimas de paro, temporalidad y jornada a tiempo parcial. Además, no pueden emanciparse por la inseguridad en el empleo, los bajos salarios y la escasa accesibilidad de la vivienda (el precio medio de la vivienda representa 7.7 veces la renta disponible bruta media de los hogares y aún más para los jóvenes).
¿Por qué hay que indignarse y no resignarse? Comparemos la primera línea del cuadro anterior con las tasas de paro juvenil en varios países cercanos y en la zona del euro en 2010:
Tasa de paro (%)16 a 19 años20 a 24 años25 a 29 años
Zona del euro241914
Francia292112
Alemania11108
Holanda1174
.
Vamos, que no está escrito en ningún sitio que los jóvenes españoles tengan que sufrir tasas de paro tan altas ni tampoco la temporalidad exagerada que soportan, cuando la tasa media en la zona del euro es el 14% y no nuestro 25%.
La situación laboral de los jóvenes proviene en parte de que en España y en otros países mediterráneos se ha protegido tradicionalmente a los cabezas de familia como fuente de renta segura: se protege el empleo de los adultos y se relega a los jóvenes a contratos temporales, se negocian los salarios en función de los intereses de los indefinidos aunque así se envíe al paro a los jóvenes, se dan prestaciones por desempleo indefinidas a los mayores de 52 años mientras que los jóvenes no logran a través de múltiples contratos temporales acumular suficiente antigüedad en el empleo para percibirlas, etc.
Pero esta estructura tradicional se viene abajo. Si hace 4 años la tasa de paro de los cabezas de familia era del 6% y la de los cónyuges del 8%, ahora ambas son del 18% (entre “los” cabezas de familia, un 54% son hombres y un 46% mujeres). Por otra parte, de los 17.3 millones de hogares, en 1.8 millones (11%) el cabeza de familia está parado y en 850 mil (4%) no hay ningún perceptor de renta laboral (salario, prestación por desempleo o pensión). En un trabajo reciente, José Mª Casado, Cristina Fernández y Juan F. Jimeno destacan que un 40% de los parados vive en hogares en los que ningún miembro trabaja, superándose la cota del 38% alcanzada en 1994.
El aumento del paro entre los cabezas de familia no se debe solo a la destrucción de empleo indefinido, pues desde el máximo del empleo en 2007 se han destruido 106 mil empleos indefinidos, 1.64 millones de temporales y 610 mil de autónomos. Por tanto, muchos cabezas de familia debían de tener contrato temporal (el INE no ofrece este cruce, habría que ir a los microdatos).
El problema se agrava porque el sector público, en plena reducción del déficit, puede ayudar cada vez menos. Los parados registrados que cobran prestaciones por desempleo representaban el 72% en marzo, mientras que hace solo 8 meses alcanzaban el 80%. Y como el 43% de los parados lleva más de un año en esa situación, las prestaciones son cada vez más bajas. En 2007, las contributivas representaban el 58% y el resto eran asistenciales (que son menores), pero ahora suponen solo el 48%.
Lo que está pasando, en palabras de Luis Garicano, es que los hijos cada vez se convierten menos en padres: de los asalariados que han entrado en el mercado de trabajo desde 1990, con 45 años aún tenía un contrato temporal un 40% (ver aquí el gráfico por edad de entrada).
En suma, el esquema basado en un cabeza de familia con un empleo seguro que mantiene a los demás miembros del hogar en los malos tiempos hace aguas. Como el paro afecta a hijos y a padres, también se ha deteriorado el mecanismo de seguro por la vía de la ayuda entre hogaresde la misma familia, que tradicionalmente ha compensado la menor protección social que da el Estado en España en comparación con la Unión Europea (22.7% frente al 26.5% en la UE-25, 2008).
La simpatía que han despertado las protestas del 15M seguramente se debe en parte a que los problemas de los jóvenes son también los de los adultos. Hay que dar soluciones a ambos grupos: de ahí la propuesta reciente de Luis Garicano a los indignados de reivindicar el contrato único, a lo que yo añadiría una negociación colectiva que tenga en cuenta los intereses de todos los trabajadores y un servicio público de empleo que funcione (ver esta entrada de Florentino Felgueroso). Son medidas de reforma del Estado del Bienestar nacido en 1945 –en España 30 años después–, que ayudarían a mantenerlo vivo y a volver a hacerlo viable.

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