miércoles, 8 de junio de 2011

La morosidad pública y el crédito a cuentagotas estrangulan a las pymes españolas.

Buscan fuentes de financiación en sus directivos, trabajadores y en otras empresas
Esther García López.- El desempleo, que se cifró en mayo en 4,19 millones de personas, se ha convertido en el principal problema de los españoles, como recogen, mes a mes, las encuestas del  CIS. Entre las causas que ha llevado a la tasa de desempleo a rozar el 21% destaca la falta de liquidez de las empresas producida por sus dificultades en acceder a créditos y por el retraso de las administraciones en pagarles una deuda que supera los 39 millones de euros.
Las pymes constituyen el 94% del tejido empresarial español y ofrecen el 80% de los puestos de trabajo en nuestro país, por ello su crecimiento repercute en el aumento del empleo y en la reducción del paro. Pero crecer en tiempos de crisis es tarea de héroes y más cuando los bancos y las cajas de ahorros les cortan el grifo de la financiación a corto y largo plazo. Aunque las empresas obtengan beneficios, muchas necesitan financiación a corto para pagar a proveedores, trabajadores, alquileres, materias primas… y la imposibilidad de acceder a ella puede impedirles sostener su actividad y llevarles a la suspensión de pagos, al cierre de sus empresas y al despido de sus empleados. También la imposibilidad de acceder a créditos a largo plazo les castra sus proyectos de inversión y su capacidad de crecimiento.
Según la primera Encuesta sobre Acceso a Financiación de las Empresas 2010, publicada por el Instituto Nacional de Estadística, el año pasado, el 38% de las empresas necesitó financiación de la banca y un 25,2 % de ellas fracasó en el intento. La encuesta también pone de manifiesto que el porcentaje de empresas que pidió financiación en 2010 subió sólo 1,7 puntos, respecto a 2007, mientras que el de las firmas que no lograron dinero aumentó en 15,4 puntos.
Siguiendo su instinto de supervivencia y ante la negativa de bancos y cajas a concederles créditos, las pymes están acudiendo con más asiduidad a otras fuentes de financiación como la de los propietarios y directivos de la empresa, que subió del 13,6% en 2007 al 21,6% en 20110, la de otras empresas, que fue del 6,8% en 2007 al 12,4% en 2010, y la de los empleados (del 4,7% al 9,4%).
Muy significativas son las razones esgrimidas por bancos y cajas para denegar el préstamo a las pymes, entre ellas alegan garantías insuficientes o baja calificación de la solvencia y en muchos casos se limitan a no dar ningún motivo. Pero la causa que ha llevado a los bancos, en apenas cuatro años, de dar créditos sin cortapisas a darlos a cuentagotas tiene sus orígenes en las crecientes exigencias de capital a la banca, tras el incremento de la morosidad y la acumulación en los balances de activos devaluados y de difícil salida generados por la crisis.
MOROSIDAD PÚBLICA
A esta falta de financiación que estrangula a los empresarios se suma la morosidad en el pago por parte de las administraciones públicas. Impagos que han sido responsables de la desaparición de 225.000 empresas en España desde 2008. Según Jesús Terciado, presidente de CEPYME, algunas administraciones locales y autonómicas están pagando con retrasos que alcanzan los 500 días.
La deuda pública alcanza los 639.767 millones de euros y no deja de subir, por ello los representantes de la patronal piden al Gobierno que haga cumplir cuanto antes los plazos de pago que marca la Ley de Morosidad  para reactivar la liquidez, especialmente para las pymes. En 2011, el plazo medio de pago (acordado más retrasos) en España duplica al europeo, ha pasado de 103 días en 2010 a 106 en 2011, una cifra que en Europa se sitúa en 53 días en 2011, frente a los 52 de 2010.

Si los bancos y cajas han reducido el crédito a las empresas también lo han hecho a los consumidores. En el primer cuatrimestre del año las entidades financieras españolas concedieron un total de 4.681 millones de euros en nuevos créditos al consumo, lo que supone un descenso del 54,7% con respecto a los 10.336 millones del mismo periodo de 2010. Esta negativa de créditos a particulares también afecta a las pymes, ya que impide a los consumidores comprar, con el consiguiente descenso de las ventas de las pymes.
Este panorama hace indicar que hasta que la reestructuración del sistema financiero español finalice y las entidades financieras solucionen sus problemas de liquidez no se restablecerán los flujos de financiación a empresas y particulares. Hasta que esto se produzca, Jesús Terciado, presidente de CEPYME, se muestra tajante: “quien deba dinero que lo pague y que las entidades financieras cumplan con su obligación, que es prestar dinero a quien lo necesita”.

 

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