jueves, 27 de octubre de 2011

Santander, BBVA, Bankia, CaixaBank y Popular acaparan la cuarta parte de los 106.000 millones en que Bruselas cifra la recapitalización de la banca europea


Nuevo mazazo para la banca española. La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) publicó ayer el reparto de los 106.447 millones con que necesita recapitalizarse la banca europea, según sus estimaciones. El desglose deja a España como la gran perjudicada, pues las cinco grandes entidades españolas (Santander, BBVA, Bankia, CaixaBank y Popular) necesitan, según sus cálculos, recapitalizarse con 26.161 millones de euros. El Gobierno español no ha logrado que, en primera instancia, se atendiera su petición de que se computasen las obligaciones convertibles con acciones como capital y, aunque ha arrancado una promesa al respecto, la foto que ayer publicó la EBA muestra que la banca española es la segunda que más capital necesita de toda Europa, solo por detrás de la banca griega.
Los convertibles rebajarán en unos 10.000 millones la cifra española
Las entidades presentarán un plan de recapitalización al Banco de España
La depreciación de la deuda supone 6.290 millones para los cinco bancos
Santander y BBVA concentran el 80% del total, según los cálculos de EBA
Las entidades españolas acaparan una cuarta parte del total europeo. Y eso a pesar de que esta vez solo se han tenido en cuenta a cinco entidades, entre ellas algunas de las consideradas más fuertes de España, de un total de 70 para toda Europa. En contraste, la EBA calcula que los 13 principales bancos alemanes solo necesitan recapitalizarse con 5.184 millones.
Esas cifras provisionales son las que necesitarían las entidades para lograr un 9% de capital de máxima calidad (core tier 1) tras valorar a precio de mercado la cartera de deuda soberana. De los 26.161 millones que necesitaría la banca española, 6.290 millones corresponden al ajuste a precio de mercado de la deuda, que en el caso español ha supuesto un descuento "menor del 3%" con respecto a su valor nominal, según una nota del Gobierno español.
La EBA tiene previsto publicar las cifras definitivas a lo largo de noviembre, una vez se conozcan los datos de las entidades al cierre del tercer trimestre. La banca tiene hasta junio de 2012 para alcanzar estas necesidades de capital, y para ello deberá presentar al Banco de España un plan de recapitalización antes de final de este año.
En realidad, una parte del camino ya está hecho, pues la factura española está en realidad inflada. Los bancos españoles tienen unos 9.500 millones en obligaciones necesariamente convertibles en acciones que acabarán computándose y tampoco está claro si otros 2.000 millones del BBVA convertidos en julio se han tenido en cuenta, pues el análisis se ha hecho con las cifras de junio.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, tiene previsto enviar una carta al Ecofin -el consejo de ministros de Finanzas- para que incluya los bonos convertibles en el cómputo de necesidades de capital, lo que reduciría la cifra española en 9.000 millones, según los cálculos del Gobierno español (podrían ser hasta 11.500 millones, si no se han contado los bonos del BBVA ya convertidos).
Lo curioso es que los cálculos de la EBA señalan que las dos entidades españoles que necesitan más capital son el Santander y el BBVA, según fuentes conocedoras de las pruebas. Entre los dos concentran cerca del 80% de las necesidades y, sin embargo, ambas tienen claro que no necesitan apelar al mercado, pues en junio tenían 9.000 millones de convertibles y su capacidad de generación de resultados y fondos propios en un año supera los 12.000 millones. Con ello, ambas cubrirían el grueso de la recapitalización que se exige a España. La metodología de la EBA ha castigado a las entidades españolas que, por su modelo de negocio y los criterios españoles, tienen muchos más activos ponderados por riesgo en relación con su activo total.
El beneficio retenido, la generación de plusvalías, la aplicación de nuevos modelos internos de cómputo y la venta de activos son vías de recapitalización. El BBVA señaló ayer que puede disponer de 4.700 millones de capital extra sin recurrir siquiera a desinversiones, cuando sus necesidades de capital para cumplir con la EBA son del orden de los 4.000 millones. El Santander, que presenta hoy sus resultados, es el que tiene más bonos convertibles, por un importe cercano a los 7.000 millones y con vencimiento en octubre de 2012. Además, espera también reforzar su capital por esa vía de las plusvalías y los beneficios retenidos. Es probable que La Caixa tampoco necesite apelar a los mercados gracias a sus convertibles y a las plusvalías latentes en Telefónica y Repsol. Quienes pueden pasarlo peor son Bankia y el Banco Popular, aunque sus necesidades de capital no son muy grandes. El Popular ya pensaba acudir a los mercados para reforzar sus fondos propios con una emisión de bonos convertibles por 700 millones por su fusión con el Pastor, pero ahora esa cifra podría ser mayor.
La Unión Europea, además, ha acordado imponer restricciones a los dividendos y a los bonos de los ejecutivos hasta que las entidades alcancen el nivel de solvencia requerido, aunque la aplicación concreta de esos límites dependerá de las entidades y de la decisión de los supervisores nacionales.
Las necesidades de capital de la banca española solo se ven superadas por las de Grecia (30.000 millones). El tercer país es Italia (14.771 millones), seguido por Francia (8.844 millones) y Portugal (7.804 millones). Hay siete países (Gran Bretaña, Irlanda, Holanda, Finlandia, Hungría, Luxemburgo, y Malta) cuyos bancos no necesitan capital.
El país más afectado por la puesta a valor de mercado de la deuda soberana es Italia, con un impacto de 9.491 millones, seguido por España, con 6.290 millones. Ambos países han aceptado que se compute a precio de mercado la deuda que se tiene en la cartera a vencimiento, un activo en teoría libre de riesgo, lo que en el caso español se traduce en minusvalías que el Gobierno dice que son inferiores al 3%. En cambio, los bancos europeos pueden seguir contabilizando algunos activos tóxicos por su valor nominal y no su precio de mercado.
La publicación de las estimaciones de la EBA es consecuencia del acuerdo sobre capitalización de la banca al que llegaron los líderes europeos en la cumbre de ayer. El Consejo Europeo acordó poner el listón de capital de máxima calidad (core tier 1) en el 9% de sus activos ponderados por riesgo. Y para calcular las necesidades de los grandes bancos se medirá la exposición a la deuda pública al cierre del tercer trimestre de este año con un cómputo a valor de mercado. La decisión es valorar esa deuda a precio de mercado de esa fecha, cuando la prima de riesgo del bono español a 10 años era de 325 puntos básicos. Para las entidades españolas, eso supone reconocer minusvalías que la vicepresidenta española cifró la semana pasada en el 2%, aunque el recorte de valoración depende de cada entidad y de su cartera de deuda y cabe la posibilidad de que haya entidades que tengan plusvalías en algunos títulos y minusvalías en otros.
El ajuste de valoración de la deuda pública a precio de mercado ya se aplica en las carteras de negociación y en las de activos disponibles para la venta. La novedad es que ahora se aplicará también a la cartera a vencimiento. La decisión de crear ese colchón no supone una devaluación ni depreciación de la deuda -ni mucho menos una quita- sino el reconocimiento del valor de mercado de la misma a la hora de calcular las necesidades de capital. Dado que los nuevos bonos se emiten, por definición, a valor de mercado, la medida no tiene por qué disuadir de la compra de deuda española, pero sí que ha provocado que las necesidades de capital de la banca sean mayores.
En la propuesta de recapitalización de la banca se han incluido ciertas cautelas para evitar que los bancos vendan activos y cierren el grifo del crédito, lo que agravaría la crisis. El acuerdo señala que los supervisores, con el apoyo de la EBA, deberán asegurarse de que los planes para elevar el capital no llevan a un excesivo desendeudamiento y de que se mantiene del flujo de crédito.
El objetivo es que las entidades acudan al mercado a financiarse o, en su defecto, que lo hagan a través de ayudas estatales o del fondo de rescate. Tanto si las ayudas a la banca llegan de los Gobiernos como si llegan del fondo de rescate serán consideradas ayudas de Estado.
La UE estudiará también un mecanismo europeo coordinado de garantías que facilite la financiación de la banca.

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