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miércoles, 26 de enero de 2011

La situación laboral de los jóvenes ante la crisis: 2007 frente a 2010

Compararemos la situación laboral de los mismos en el segundo trimestre de 2007 (situación pre-crisis) con el segundo trimestre más reciente que dispongamos en cada momento – en este caso, con el segundo trimestre de 2010. Ofreceremos la fotografía de la situación laboral de estos colectivos antes de la crisis y en el momento actual. Esto nos ayudará a comprender mejor el impacto de la crisis en estos colectivos así como los cambios de composición que han tenido lugar como resultado de la misma.

Comenzamos la serie por el colectivo de jóvenes, a los que definimos en esta entrada como aquellos individuos cuya edad está comprendida entre 16-30 años. Antes de nada, hay un primer dato interesante a destacar, y es la pérdida de peso relativo de este colectivo con respecto a la población total: En 2007 suponía el 20,4% de la misma mientras que en 2010 este porcentaje ha caído al 18,4%. Está claro que este fenómeno se debe al envejecimiento – no hay signos de que la natalidad haya aumentado en estos años, fenómeno que seguiremos observando en el corto, medio y posiblemente, largo plazo.
Como no podía ser de otra manera, la primera fotografía corresponde a las tasas de (i) participación laboral, (ii) empleo, (iii) paro e (iv) inactividad en ambos momentos del tiempo. El gráfico 1 ofrece esta información para todos los jóvenes en su conjunto, así como separadamente por género.
Al comparar ambos momentos del tiempo, se observa cómo todas las tasas han tendido a “igualarse”. Las tasas de participación y de empleo han descendido, mientras que la de desempleo e inactividad han aumentado. Analizaremos los cambios en cada uno de estos colectivos separadamente.
Desempleados: Sin ninguna duda, el incremento en la tasa de desempleo de los jóvenes es desde el punto de vista social y económico el cambio más preocupante: en varones, la tasa de desempleo se ha triplicado, pasando del 10% al 32%. En mujeres, el incremento ha sido menor – del 14,5% al 29%, pero en cualquier caso espectacular. Al analizar el colectivo de desempleados en 2007 y en 2010, el dato que más nos ha sorprendido (no observamos cambios importantes en cuanto a composición por edad, nivel educativo o tiempo que llevan desempleados) es la proporción de los mismos que cobra subsidio de desempleo. El gráfico 2 ofrece esta información.
El porcentaje de desempleados que cobran subsidio prácticamente se ha duplicado – del 14% al 27% del colectivo de parados. Esto indica que muchos de los jóvenes que han perdido su empleo en esta crisis tenía una experiencia laboral acumulada de al menos un año – de otra forma no hubieran tenido derecho al subsidio.
Inactivos: Un segundo dato importante que se desprende del gráfico 1 es el incremento en la tasa de inactivos, en particular la de inactivos varones – la proporción de mujeres inactivas prácticamente se ha mantenido constante en el 36%. Los inactivos varones han pasado de representar un 26% del total de la población mayor de 16 años a un 30% en este periodo de 3 años. La siguiente pregunta que podemos hacernos es si las razones para las cuales este colectivo no busca empleo han cambiado o no durante el periodo 2007-2010. Según la EPA, este grupo se divide en aquellos que son inactivos porque estudian o reciben formación, aquellos que ni estudian ni reciben formación porque realizan cuidados familiares o de adultos enfermos o porque están enfermos o tienen algun tipo de incapacidad, y finalmente los que ni estudian ni reciben formación por otros motivos (incluido el desánimo). A estos últimos los caracterizamos como el grupo de Ni-Ni. El siguiente gráfico nos ofrece información sobre cómo ha evolucionado la composición de los inactivos en estos tres años.
El gráfico muestra que en estos tres años ha aumentado la proporción de jovenes inactivos que están estudiando o recibiendo formación, tanto entre mujeres (en 8 puntos porcentuales) como entre hombres (en 2 puntos porcentuales). Esto podría indicar que muchos jovenes, al no encontrar trabajo, han retomado los estudios o han empezado cursos de formación posiblemente para abrirse otras sendas profesionales. Además, ha disminuido la proporción de jovenes inactivos que no buscan empleo por enfermadad, por responsabilidades familiares o personales como cuidado de niños o adultos enfermos. Este descenso es muy pronunciado en el caso de las mujeres – casi 6 puntos porcentuales. Esto parece indicar que las mujeres jóvenes muestran con el tiempo una orientación más clara hacia el mercado de trabajo, de modo que los periodos de inactividad los utilizan para formarse. Por último, otro hecho interesante que revela el gráfico es que la proporción de jovenes del grupo llamado NI-NI aumenta, pero muy ligeramente desde 2007 hasta 2010 (menos de 1 punto porcentual).
Empleados: El gráfico 1 mostraba un descenso pronunciado en las tasas de empleo. A continuación queremos evidenciar los cambios en composición que se han producido en este colectivo. En este sentido destacaremos las siguientes dimensiones:
1. Cambios en la composición de empleados jóvenes según tipo de contrato. Dado que la pérdida de empleo ha recaído fundamentalmente entre los trabajadores con contrato temporal, podemos imaginar que el peso relativo de los trabajadores con contrato indefinido ha crecido relativamente a los que tienen un contrato temporal. El gráfico 4 confirma este hecho, así como una ligera pérdida relativa de los autónomos en el total de la población ocupada, igualmente soportada por hombres y mujeres. Si esta tendencia se mantuviera, sería una excelente noticia para nuestro mercado laboral que a medida que el empleo comience a recuperarse estas diferencias entre contratados indefinidos y temporales se mantuvieran o incluso crecieran. Significaría que la dualidad contractual de nuestro mercado laboral estaría desapareciendo.
2. Cambio en la composición de empleados jóvenes según tipo de cualificación. El gráfico 5 muestra los cambios en la población ocupada en estos tres años según el tipo de cualificación profesional:
¿Qué revela este gráfico? En primer lugar, que el peso de los trabajadores más cualificados y en trabajos no manuales ha crecido entre los jóvenes, lo cual no es de extrañar al haber sido el colectivo de población empleada que en menor medida ha sufrido los efectos de la recesión. En segundo lugar, es destacable el alto porcentaje de mujeres jóvenes que ocupa trabajos no manuales cualificados – casi el 50%, porcentaje que sigue aumentando ligeramente. En tercer lugar, es también interesante observar que, condicionado a tener un empleo, se observa que la gran mayoría de jóvenes ocupan puestos cualificados (sean manuales o no manuales), hecho que revela una mejora en la cualificación de las nuevas cohortes de los individuos empleados, lo cual no deja de ser una buena noticia.
3. Cambio en la composición de empleados jóvenes según sector de actividad. El gráfico 6 muestra por último los cambios en la composición de los jóvenes trabajadores según el sector de actividad en el que trabajan. Este cambio en composición sectorial puede revelar cómo los trabajadores jóvenes se están reasignando en el mercado laboral en términos sectoriales.
Al observar a todos los trabajadores en su conjunto, se puede apreciar que Servicios y Administración Pública han ganado peso relativo en el empleo total, mientras que Agricultura, Industria y Construcción han perdido. La Administración Pública gana peso relativo sobre todo para las mujeres, mientras que los Servicios “acogen” a más varones (en términos relativos). La pérdida de peso en Construcción es evidente, como no podía ser de otra manera con la cantidad de empleos destruidos en el sector. Su peso relativo entre los jóvenes ha pasado del 16% en 2007 al 9% en 2010.
Resumiendo, podemos destacar que en estos tres años de crisis, se ha producido un aumento espectacular en la tasa de paro de los jóvenes, aumento que al menos en parte se debe a causas estructurales, como ya se ha señalado por Jose-Garcia Montalvo en este articulo. Es interesante también destacar que entre los jóvenes inactivos, se observa un cambio en las razones por los cuales los jovenes inactivos no buscan empleo: crece la proporción de los jovenes que no trabajan pero que estudian o reciben cursos de formación, dato que nos parece positivo especialmente entre los jóvenes con bajo nivel de cualificación.

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