Crónica
de una Estafa de Estado
(
La
transformación del poder en fraude, tanto interno como
internacional, y su reflejo en el cuerpo social español).
1.
El desfile de los casos
De escándalo en
escándalo, la prensa da su parte,
los juzgados despiertan y la
ley toma arte.
La esposa bajo lupa por contratos sin piedad,
y
un juez insiste: habrá que investigar.
Los cercanos imputados, exembajadores
citados,
sobresaltos en Europa, registros ejecutados.
El
hermano en la diana, y la mujer igual,
desvela que los lazos
eran más que casual.
Los fontaneros corren,
sudando tras los muros,
ofreciendo prebendas,
a personas con procesos,
para desprestigiar a la UCO.
En Moncloa se cuecen
informes y difamaciones,
que se proclaman en el Congreso
y en la Asamblea madrileña,
para desprestigiar a Ayuso
con archivadas acusaciones;
y un “me gusta la fruta”
a Pedro Sánchez
toda la vida le perseguirá.
La Fiscalía vacila, las togas se
estremecen,
pues cada nueva causa a los afines enriquece.
Y
en medio del incendio, el presidente calla,
mientras su relato
propio se desmorona y falla.
Ni el CIS de Tezanos logra encubrir el
daño,
ni los gestos teatrales ocultan el engaño.
La
verdad se desgrana, grano a grano y con rigor,
y la justicia
avanza sin temer al rumor.
De escándalo en escándalo marcha el
actual Gobierno,
un goteo persistente, escabroso y moderno.
De retiro por amor a cuentos judiciales,
todo intento de
distracción tropieza en sus umbrales.
Los jueces no callan, la rueda de la justicia avanzando,
la Fiscalía tropieza, su poder cuestionado.
Los
ministros se excusan, la esposa da su versión,
pero el cerco se
estrecha en cada declaración.
Pedro Sánchez resiste, con gesto
desafiante,
ignorando la lluvia que ya empapa al caminante.
Mas
la presión aprieta y no cede el temporal,
el escándalo acecha,
y el silencio es letal.
Erigió un alto muro con bloques de tensión,
entre españoles divide con verbo y decisión.
Al otro lado quedan la crítica, el rigor,
y de su lado mandan el relato y el favor.
A Bildu les entrega memoria y criminales,
revisan el pasado con tintes partidales.
Ocupan instituciones, ganan legitimidad,
y blanquean su historia con total impunidad.
A Puigdemont la amnistía, la alfombra y el dosel,
un trato a su medida, sin juicio ni cuartel.
El prófugo regresa, dictando su papel,
y el Estado se arrodilla ante su dictamen cruel.
A ERC presupuestos y caja sin control,
más competencias propias y pacto bilateral.
Gobiernan en Madrid lo que exigen en su suelo,
sin renunciar del todo al viejo anhelo.
A Sumar, ministerios con nombres decorados,
igualdad sin estrategia, derechos desbordados.
Cargos sin gestión y una agenda vacía,
pero el escaño asegura su cuota de alegría.
PNV gana obras, tributos y blindajes,
la concertada intacta, sus fueros y pasajes.
Su apoyo se alquila, nunca se regala,
y a cada legislatura, el cupo se le embala.
Y Podemos, aunque rotos, aún recogen migajas,
algún escaño suelto, prensa amiga que trabaja.
El ruido les mantiene en juego testimonial,
y Sánchez los tolera si sirven de coral.
2.
La estrategia que no prende
En cada rueda de prensa despliega su
artificio,
una noticia amable, un giro, un sacrificio.
Hoy
unas gafas gratis, mañana Franco a pasear,
pero el público ha
visto el fondo del diván.
Ya no prenden las brasas de su relato
antiguo,
la calle se incomoda, la crítica hace ruido.
Ni
Falcones ni fotos, ni su estilo teatral,
pueden tapar el juicio
de un gobierno anormal.
Y mientras el relato en su entorno se
rompe,
las encuestas dibujan un horizonte torpe.
El PSOE se
asusta, la Moncloa está en juego,
y sus socios le miden con
insaciable ego.
3.
El precio de la investidura
Todo por una silla, todo por su
investidura,
cedió cuanto pidieron en la mesa más dura.
Rebajó
el Estado entero para abrazar a Puigdemont,
y por siete votos
rotos, entregó la Constitución.
Antes del veintitrés, con gesto
convencido,
gritaba con firmeza: “Amnistía no ha
nacido”.
Negaba sin matices, en público y en privado,
que no cedería al chantaje de quien se había fugado.
“No cabe en la Constitución, no
está en mi ideario”,
decía en entrevistas con tono
temerario.
Los votos los buscaba con bandera nacional,
y el
rechazo a la amnistía era su umbral moral.
Pero cruzado el día y contados los
escaños,
se esfumó su palabra entre pactos y apaños.
Donde
antes fue un ‘no’, ahora entona un ‘sí’,
y lo que era
inviable, ya se firma en Madrid.
Ni programa lo incluía, ni referéndum
propuso,
la amnistía fue impuesta, sin debate ni uso.
La
voluntad del pueblo fue despreciada al pasar,
pues el poder
valía más que el votar o escuchar.
La estafa fue flagrante, de libro, sin
pudor,
engañó a sus votantes con promesas de honor.
Y hoy
da privilegios a quien huyó del juicio,
olvidando a los jueces y la ley; Pinocho de oficio.
Ley de amnistía infame, disfrazada de
justicia,
desmantela la memoria, la verdad y la noticia.
Bildu
gana parcelas, la ley queda en sus manos,
mientras Sánchez paga a los socios del mutualismo.
No hay presupuestos nuevos, no hay
rumbo definido,
solo pactos frágiles, interés compartido.
Y
así gobierna España, sin meta ni timón,
entre chantajes
firmes y escasa convicción.
4.
Europa no lo sigue
En Bruselas lo observan con gesto
preocupado,
el catalán en Europa: proyecto fracasado.
Se
ríen en los foros de su ambición tardía,
y España pierde
peso día tras día.
Sus planes exteriores naufragan sin
apoyo,
en vez de ser palanca, es lastre para el hoyo.
La
Internacional Socialista lo elevó a su butaca,
y desde allí
contempla cómo su mundo se deshace.
España, Albania, Malta y San Marino,
gobiernos de Europa que les queda al socialismo.
Y
en cada cita nueva, un nuevo desengaño,
sus aliados caen uno
por cada año.
5. En
el desierto, sin urnas ni derechos
Sánchez cruzó los
mares y aterrizó en Bagdad,
único europeo, discurso con vaselina sin
igual.
Ante la Liga Árabe, veintidós se sentaron,
pero
democracias plenas... ninguna levantaron.
Ni una sola urna
libre, ni un solo voto sin guía,
ni prensa sin mordaza, ni
justicia a la luz del día.
Allí donde habló de paz, se olvidó de Hamas,
de que las mujeres aún caminan con cadenas en la
talla.
Ni Arabia ni Egipto, ni Siria ni Sudán,
conocen
de libertades como en el viejo caftán.
Las cárceles rebosan de
disidentes y hermanos,
que piden dignidad y no más rezos
impuestos con manos.
Israel, demasiados nombres en el viento,
niños que el plomo borró sin razón.
¿Quién protege a aquel que solo tiene el llanto,
no tiene pan que llevarse, ni luz, ni maldad obró?
¿Dónde está la voz, si Gaza no es Hamas,
que alce su grito
contra el terror?
Si usan a su gente, les roban la paz,
¿por
qué no hay protesta contra el opresor?
Escudos humanos, dolor sin perdón,
Hamas es verdugo, no
un salvador.
Si hablas de paz, alza tu clamor,
¡que
caiga su yugo, que hable el valor!
6.
En Pekín, la danza del dragón sin libertad
Voló a
Pekín, la sonrisa bien medida,
y junto a Xi Jinping selló una
nueva partida.
Pero China no conoce ni urnas ni oposición,
solo
un Partido eterno, una sola dirección.
Los uigures
encerrados, sin juicio ni defensa,
mientras Sánchez aplaude sin
hacer diferencia.
Las mujeres vigiladas, el pueblo controlado,
y
en Hong Kong la libertad ha sido sepultado.
¿Se alzó su
voz por ellos? ¿Hubo palabra o mención?
No, solo acuerdos
firmes y comerciales bendición.
¿Y los derechos humanos?
Guardados bajo el mantel,
que en nombre del progreso se negocia
con la hiel.
7.
Zapatero y la Alianza truncada
Zapatero soñaba, con verbo
iluminado,
una alianza de mundos, respeto consagrado.
Pero
¿qué es ese sueño cuando calla la verdad,
y el diálogo es
negocio sin justicia ni bondad?
La civilización no avanza
cuando calla la razón,
ni cuando se hace alianza con quien
niega compasión.
¿De qué sirve el puente si se cruza en
silencio,
y se acepta el oprobio por tener más influencia?
8.
Las mujeres silenciadas
En Riad no conducen, en Teherán
las vigilan,
en Damasco se ocultan, en Jartum las mutilan.
Y
nadie alzó la voz en nombre de su dolor,
ni pidió garantías,
ni mostró su valor.
El feminismo oficial, de salón y de
gala,
calló ante los emires, se tragó su bengala.
Ni una
exigencia clara, ni un acto de dignidad,
pues las mujeres del
mundo merecen más verdad.
9.
Conclusión
amarga
¿Qué queda del gobierno, del relato
y la fe,
si hay fontaneros ocultos, y la ley a medida se hace?
Si los cercanos estan imputados y agendas enredadas
naufragan bajo el peso
de pruebas no ignoradas.
Si la esposa es noticia no por mérito
propio,
sino por tratos turbios con tufo de negocio.
Si el
hermano y los jueces ya marcan la frontera,
¿quién puede aún
creer en esta era?
Y si el “no” a la amnistía fue
promesa de campaña,
¿cómo pudo cambiar tras la urna y lo amaña?
No estaba en su programa, no fue plebiscitada,
y hoy
es ley impuesta, con la voz amordazada.
Estafa al elector: sin consulta, sin
debate,
la justicia retorcida por un puñado de escaques.
El
honor del voto herido, el contrato mancillado,
la democracia
burlada, el pueblo defraudado.
Y mientras en Bagdad y Pekín se
mostraba,
ante líderes que las libertades negaban,
calló
por las mujeres sin rostro ni derechos,
por los gays
perseguidos, por los gritos desechos.
En Arabia sin urnas, en China sin
perdón,
estrechó firmemente manos sin compasión.
Ni una
palabra clara, ni un reproche siquiera,
la dignidad vendida por
un acuerdo cualquiera.
Sánchez ya no dialoga, pacta sin alma
ni escrupulo,
entre el escándalo interno y el desprecio mas rotundo.
Y España, que observa, no merece Autocracia,
y si,
que un líder valiente, nos devuelva la Democracia.
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