Recurrir al rescate europeo para no ser devorados por los mercados, como han hecho ya Grecia, Irlanda y Portugal, no es un plato de gusto.
Los gobiernos de esos tres países se resistieron hasta el último segundo, antes de solicitar la ayuda, sabedores del elevado precio político que deberán pagar por tomar una decisión de ese calibre. Es muy probable que los responsables de la catástrofe, sus partidos, tarden muchos años en regresar al poder.
Esa, sin embargo, no es la consecuencia más llamativa. El grueso de la "factura" de la intervención lo pagarán los ciudadanos. Ellos son los sufridores de unos ajustes que, aunque con matices, se parecen enormemente en los tres casos de países intervenidos y que incluyen, entre otras medidas, subidas del IVA hasta el 23%, recortes de pensiones, bajada de los sueldos de los funcionarios, despidos en el sector público, copago sanitario y menores prestaciones por desempleo.
España se pasea al borde del precipicio, hasta el punto de que algunas voces dan por sentado que tan sólo es cuestión de tiempo que nuestro país tenga que recurrir al rescate por parte de la Comisión Europea, el BCE y el Fondo Monetario Internacional. En ese caso, ¿qué pueden esperar los ciudadanos? Lo que ha ocurrido en otros países puede ser una referencia.
El caso más reciente es el de Italia, que se encuentra en pleno proceso de ajuste. El año pasado, el Gobierno transalpino ya había aprobado medidas de ahorro por valor de 25.000 millones de euros, pero en las últimas semanas negocia un plan mucho más ambicioso, con el que espera ahorrar hasta 70.000 millones.
Por el momento, el Ejecutivo liderado por el controvertido Silvio Berlusconi ha logrado mantener una política de contención de gastos a través de recortes generales a los Presupuestos del Estado y a los Gobiernos locales, evitando por el momento recurrir a medidas más polémicas entre la población, como puede ser la bajada del sueldo de los funcionarios o la reducción de las plazas de los mismos.
La medida más dura aprobada en Roma está relacionada con el copago sanitario, que implica el pago de 10 euros por las visitas a los médicos especialistas y por los análisis realizados. Asimismo, incluye el pago de hasta 25 euros por los servicios de urgencias sin gravedad.
Grecia, la más dura
Donde más ha retrocedido el Estado del bienestar es, lógicamente, en la maltrecha Grecia. El Gobierno del socialista Giorgios Papandreu ha aplicado importantes medidas de ajuste desde su llegada al poder en 2009, incluyendo un importante aumento del IVA, recorte del sueldo de los funcionarios del país, congelación y recorte de las pensiones...
Las medidas se han visto traducidas en numerosos conflictos sociales. La gente se ha echado a la calle masivamente para protestar contra las actuaciones del Gobierno, y los enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas del orden en las jornadas de huelga general dejaron imágenes impactantes en el imaginario colectivo.
En Portugal, el Gobierno del ex primer ministro José Sócrates ejecutó una política expansiva -llegando incluso a tomar la populista medida de rebajar el IVA- para intentar dar la vuelta a la raquítica y poco competitiva economía lusa, una decisión que, posteriormente, se ha comprobado equivocada. Tras ver las orejas al lobo, el Gobierno de Sócrates comenzó a implantar medidas de ajuste, como la subida del IVA, recorte del sueldo de los funcionarios y congelación de las plantillas públicas. Sin embargo, las medidas no fueron suficientes, y empujaron al Gobierno socialista a solicitar la ayuda supranacional, y a la postre, la caída de Ejecutivo.
El nuevo primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, en sus primeros meses en el cargo, ha ido incluso más allá de las medidas exigidas por Bruselas como contrapartida al rescate financiero.
Entre las reformas más llamativas se encuentra el tijeretazo del 50% a las pagas extra de navidad que excedan el salario mínimo -establecido en 485 euros- con el objetivo de recaudar hasta 1.600 millones de euros.
Las medidas más importantes aprobadas
Irlanda no se libró del rescate
Por su parte, Irlanda fue más previsora que nuestros vecinos lusos, aunque no evitó que el resultado no fuese el mismo: el rescate supranacional de UE, FMI y BCE.
Dublín fue el primer Gobierno en introducir recortes en el sueldo de los funcionarios, una medida aplicada luego por parte de la zona euro.
Tras el rescate, las medidas fueron mucho más lejos, incluyendo incluso un recorte de hasta 25.000 puestos públicos. Los planes de austeridad prevén, de hecho, que dos tercios se ejecuten a través de recortes y el tercio restante, mediante subidas de impuestos.
Informació elaborada por Giovanni Vegezzi (Milán), Eva M. Millán (Londres), José Carlos de la Pola (Bruselas), F. Cortés y J. Calvo (Madrid)
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